En Málaga, el calor también ha iniciado su retorno a la actividad en esta «fase cero" de la desescalada -cuestionado término- en estas primeras jornadas de confusa y desigual reapertura de establecimientos del pequeño comercio y los servicios profesionales.

«La cita previa» se erige en la llave con la cual entreabrir las puertas lacradas por esta pesadumbre temerosa que nos asedia y para que los ciudadanos comiencen a advertir el pre inicio de una normalidad tan anómala como inaudita, en la cual lo infrecuente se incorpora como un pasajero no invitado en nuestro incierto viaje hacia la cotidianidad; a esas ocupaciones habituales evocadas hoy como un tiempo encantado muy distante.

Sorpresivo en esta época de incertidumbre es que, sin previo aviso, el portavoz de Ciudadanos en la Diputación de Málaga y concejal del Ayuntamiento, Juan Cassá, haya decidido fugarse de la formación naranja y pasar al grupo no adscrito en ambos organismos; huida ésta que ha agriado al mismo partido en Málaga - aún más por rechazar la entrega de su acta de concejal - y al Consistorio por romper el equilibrio alcanzado, el cual garantizaba una confortable gobernabilidad con mayoría absoluta, convirtiéndose en el hombre bisagra de quien dependerá el devenir de la política municipal futura. Todo ello, en plena coyuntura pandémica y con el alcalde convaleciente de su reciente operación; fuga de este edil en estas circunstancias para cuestionarse: ¿su intento de recuperar un protagonismo perdido podría hacer temblar los cimientos de La Casona?

Entre tanto desconcierto, la buena nueva es que abren las librerías, esos espacios convertidos en refugios en los cuales los libros nos protegen de tanta zozobra y donde podemos hallar, de nuevo, 'El Príncipe' obra de Maquiavelo, quien nos presagia: «No estoy interesado en preservar el statu quo; quiero derrocarlo». ¿Les suena?