La COVID-19 ha cambiado nuestras vidas, no sé si para siempre, pero al menos sí para un buen rato. Y en este lapsus temporal todo lo que sea retraernos a la normalidad, a esa rutina que a veces tanto maldecíamos y ahora tanto añoramos, es bueno para la salud física y mental, tanto individual como de toda la sociedad. Son tiempos complicados, muchos han perdido familiares, amigos, vecinos, trabajos€ o varias cosas a la vez, y tener esos momentos de escape de la realidad y de disfrute de tus aficiones es básico para seguir adelante. El baloncesto es eso y también una forma de vida para mucha gente.

En estos tiempos de incertidumbre yo creo que se debe jugar. Que el baloncesto, para los jugadores, es una profesión y que si todos volvemos a la normalidad, los deportistas deben hacerlo. Todo el mundo está volviendo a trabajar y sin tanta protección. Es cierto que es un deporte donde hay contacto y que eso aumenta el peligro, pero también es cierto que antes de cada partido se les realiza un test para ver si están sanos. Si no lo están, no podrán jugar. El riesgo es mínimo, pero existe. Igual que para cualquiera de nosotros que salimos a la calle, vamos al supermercado o a nuestro trabajo. Esta es mi opinión, pero añado: comprendo perfectamente la contraria. Entiendo que cuando está en juego un porcentaje de tu vida tengas miedo, y eso debe respetarse.

Entiendo y respaldo la opción de la Euroliga, no jugar, y la de la ACB, jugar. Entiendo a jugadores y entrenadores como Txus Vidorreta que piden jugar y entiendo a jugadores como Fran Vázquez, que dice: no quiero arriesgar ni ese mínimo porcentaje que existe, y no juego. Renuncio a la parte de mi contrato correspondiente y se acabó. Ante situaciones extraordinarias como esta hay que empatizar mucho más con los demás y entender que las situaciones personales son siempre distintas. Y de la misma manera que no sufre más quien más llora en un funeral, muchas veces no es más valiente el que se deja arrastrar que el que publica sus miedos.

Dicho esto me gustaría agradecer a los clubes de la Liga ACB el esfuerzo que van a hacer por sacar adelante este final de competición, que por otra parte a mí me parece maravilloso en cuanto al formato. Es como una Copa multiplicada por 3. Vamos, la bomba. Y agradecer también la posición de una ABP que liderada Alfonso Reyes, uno de los sufridores que ha pasado el maldito coronavirus, ha sabido comprender a los que no quieren jugar pero también ha ayudado a que la competición salga adelante y tenga un final lo menos injusto posible. Gracias a todos, mucha suerte y sobre todo: manteneos sanos.