Me parece increíble lo que puede generar la música en los seres humanos y como ese sentido como es el oído nos puede provocar tantísimas sensaciones. Existe una relación directa entre el oído y la psicología, encontrando estudios que exponen que la música equilibra las capacidades de los hemisferios derecho e izquierdo del cerebro.

Cuando un cantante o grupos saca un nuevo álbum, es muy curioso como comenzamos a escuchar una y otra vez las canciones en bucle para hacernos con las letras lo antes posible y sentirnos pertenecientes a dicha melodía, a su letra y su historia, ya sea por experiencia, moda o personalidad.

El conocer un disco nuevo nos hace que descubramos cosas en nuestro interior y con ellos pensamientos y emociones nuevas a medida que lo escuchamos una y otra vez. Además, hasta con el tiempo, determinados discos los asumimos de manera diferente, como cada vez que lees el Principito después de muchos años, siempre se acaba por descubrir en uno mismo algo nuevo, nuevos pensamientos, nuevas emociones.

Educar a través de la música puede ser muy enriquecedor para la familia, ya que a través de la música se pueden provocar comportamientos, reconocer las emociones, mejorar la memoria, la empatía, el control corporal€y dichas variables resultan fundamentales para nuestro día a día. Al escuchar música se activan determinadas partes del cerebro que favorecen el aprendizaje, sobre todo el de imitación, fundamental en toda la etapa de crecimiento.

También existen lo música terapéutica, aquella que te sirve para tranquilizarte y comprender mejor tus pensamientos, reflexionando y cuestionándote toda tu vida y posibles cambios, aquella que calma el tiempo y lo ralentiza para olvidarnos por un segundo de nuestras preocupaciones. Aquellos cantautores que tienen el porqué de tus sentimientos en sus letras, evitando la soledad y el desconsuelo, provocando bienestar. Es por esto que gracias a la música también podemos aprender a equilibrar nuestras emociones, sobre todo en aquellos momentos complicados que nos hacen sentir inseguridad y descontrol.

Además, se utiliza también a nivel clínico para mejorar los estados de humor, ansiedad y depresión.

Al igual que el deporte, al escuchar música liberamos dopamina, una neurohormona encargada del placer, de ahí las sensaciones placenteras cuando conectamos con una melodía que nos gusta.

La música también es historia. Es un recordatorio constate de lo que ha sido tu vida. Marca épocas y te devuelve en unos segundos sensaciones y pensamientos del pasado con facilidad. En ocasiones sentimos una «necesidad» especial que nos impulsa a escuchar determinadas canciones y volvemos a nuestro pasado placentero, como el olor de la plastilina, siempre nos inspira a recordar nuestra niñez.

La música es un aprendizaje del mundo, general y fácilmente adaptable. No perdamos ese tiempo que nos puede hacer mejores personas y más ricos interiormente por invertir tanto tiempo en televisión y redes sociales.

Existen formas de educar para encontrar el sentido de la música, como por ejemplo jugar a buscar canciones según tu estado de ánimo, o cuando vamos en el coche, buscar las canciones favoritas de cada uno, o escuchar música instrumental durante las comidas en casa.

La música es vida, te aporta recuerdos, te hace madurar, volver a sentir, anima a seguir, cuida del sueño, mejora el equilibrio emocional. Invertir más tiempo en aquello que nos genera bienestar y nos hace mejores personas debería ser obligatorio para todos.