Dentro de un par de semanas, el estío irrumpirá -envuelto por un aire atípico- en los almanaques. El verano vendrá esta vez con una versión que ya ha proyectado un escenario inédito sobre los cimientos de nuestra memoria. Este que se avecina, será un verano sin verbenas. Y, además, despertará con muchos de sus hoteles dormidos. El horizonte anuncia, sobre un fondo que anhela un azul luminoso, la inminente explosión de un solsticio que, en esta ocasión, rendirá su visita con el panorama tapizado por los oscuros envoltorios que arrastra el coronavirus.

Pese a todo, huele a junio. La alegría de esta isla mediterránea ha reaparecido, de repente y por instinto, en cuanto la alfombra arenosa de sus playas se ha sacudido el obligatorio sambenito de 'coto vedado'. La fase 2 traía bajo el brazo una sombrilla multitudinaria o hamacas tan cómodas y deseadas que hasta han servido de marco para el autorretrato irresponsable de una concejala de Torrox.

Otra vez hay playa. El mar invita cómplice e inmenso a un baño optimista. Basta con escrutar las rendijas naturales o las persianas urbanas que conviven con el litoral para adivinar la relajada fiesta que se regodea en un eterno retorno a sus jugosas orillas.

Esta liturgia del agua quizás sea la metáfora precisa que se resarce de los ataques de la pandemia. Del dichoso virus que osó a disparar a matar contra la línea de flotación de una cultura como la nuestra, tan de besos o abrazos y de ponerse a bucear en el bar que esté más abarrotado.

Junio ha lanzado un mensaje de esperanza dentro de una botella. Al escritor Gabriel Miró no le faltaba razón cuando esbozó que «el mes de junio era el mes más hermoso del año». Uno de los personajes de una novela suya afirmó que junio «olía a felicidad». Y otro le respondió que «es la felicidad la que tiene su olor, olor de mes de junio».

Junio también es un concierto de versos orquestado por Pablo García Baena, aquel poeta sabio que llegó a la Costa del Sol desde la 'lejana y sola': «Bajo tu sombra, Junio, / yedra de sangre que tiende sus hojas / embriagando de sonrisas la pared más sombría, / la piedra solitaria; / Junio, paraíso entre muros, que levantas la antorcha de tus árboles / ardiendo en la púrpura vesperal, / bajo tu sombra quiero ver madurar los frutos...».