Olvidado ya el confinamiento y pasando positivamente por las fases de desescalada, empezamos a recuperar nuestra vida. Ya se ve más gente en la calle y muchos más coches en la carretera. La gran diferencia es que vemos mucha gente con mascarilla y colas en la puerta de los establecimientos, puesto que ahora todos no podemos estar dentro a la vez. Poco a poco vamos llegando a esa nueva normalidad.

Esto también pasa en el baloncesto. Los clubes suben la persiana y comienzan a trabajar pensando en la próxima temporada. Establecer qué equipos tendrás, los entrenadores que seguirán, los que no podrán seguir por decisión de ellos mismos o del propio club. Una vez que esto está decidido, se abre el mercado, cada año más pronto. Sí, como si de la ACB se tratara. Y es que, como te despistes, te desarman el equipo al que tantas horas dedicaste poniendo todo tu empeño.

Entrenadores que llaman a niños y niñas de otros clubes para mejorar sus propios equipos prometiendo no sé qué cosas. Muchas veces se hace sin pensar siquiera que el hecho de que consigas «reclutar» a un jugador nuevo implica que tienes que descartar a uno de los chicos que pertenecieron a tu equipo la temporada pasada. Y esto se hace directamente poniéndote en contacto con el niño o la niña. Nada de hablar con el club al que pertenece o con los padres. En muchas ocasiones son los propios padres los que ofrecen a sus hijos a esos entrenadores, lo cual es totalmente legítimo puesto que quién le va a negar a unos padres el derecho de inscribir a su hijo en el club que considere oportuno.

En este juego participa todo el mundo, el club grande y el menos grande. Quizás el grande tiene más delito porque no tiene necesidad de hacerlo directamente con los jugadores. ¿Qué entrenador no se emociona de que un club grande llame a un jugador con el que has trabajado toda la temporada para jugar en una categoría superior? ¿Qué club se va a molestar de que el club profesional de su ciudad se interese por uno de sus jugadores? Cuando esto pasa, cuando el grande quiere fichar a uno de tus jugadores es una demostración de que haces bien las cosas, que tus jugadores progresan y que te llamen es motivo de satisfacción. Pues bien, no siempre pasa, hay veces que nos molestamos si un chico o chica se va al mejor club de la ciudad. Sí puede provocar esa molestia en el club pequeño y su entrenador si ese club grande no se pone en contacto con él, que traten directamente con el jugador. Pero cuidado, que como os digo muchas veces son los propios padres quienes ofrecen a sus hijos o son los propios hijos los que se ofrecen a otro entrenador. Aun así, no está de más una llamada para avisar al club al que pertenecía el chico o la chica del ofrecimiento o el interés.

Cuando esto sucede entre clubes con las mismas características pierde todo el sentido. Muchas veces estos cambios entre clubes iguales para jugar en la misma competición, con horarios y medios parecidos, implican mayores desplazamientos que restan horas de estudio y causan mayor dependencia de las familias que tienen que encargarse de desplazar a su hijo al lugar donde entrena el nuevo equipo.

Suele pasar que los propios entrenadores usan a sus jugadores para que sean ellos los que se pongan en contacto con los chicos de otros equipos ofreciéndoles formar parte de su equipo. Y esto pasa en cualquier categoría, no penséis que solo en júnior o cadetes. Hay niños preminibásket de mi club que han recibido ofrecimientos para cambiar de club. Sí, preminis. Con nueve añitos.

No sé por qué pero en femenino es mucho más usual que suceda esto. Llamadas, mensajes de Whatsapp, audios... Todo vale para intentar hacer el mejor equipo posible ofreciendo no sé qué si vas a jugar en la misma categoría. Otra cosa es que tú seas tan bueno como Phil Jackson y todos quieran jugar para ti.

Sucede que hay jugadores o jugadoras que han podido estar en tres o cuatro clubes distintos. Incluso equipos completos que han ido cambiando de club en varias ocasiones.

¿Qué se pierde con esto? Es imposible crear un sentimiento de pertenencia de club. ¿Qué se gana? Un aumento de pajaritos en la cabeza en chicos, chicas y familias. Ahora, ten cuidado, porque como te despistes lo mismo este año cuando llegues al primer entreno entrenas tú solo a ti mismo.