'Lo que el viento se llevó', o sea, el título de la peli, en el fondo ya lo decía todo: trataba de un modo de vida, racista y estamental (señorial al modo americano) que el viento de la historia se había llevado. Difícil saber si se trataba de una profecía o de esos juegos aparentemente espontáneos de los nombres, que en el fondo encierran una revelación. Lo contrario del profeta es el inquisidor: gente que se ocupa de que la volátil idea universal, cuando ya se ha posado, arraigado y ramificado en ideologías, puntos de vista y simples modas, quede bien claveteada en el territorio, para que no se mueva más. Ahora la película está siendo condenada, y excluida de algunas cadenas, por racista. El viento que ahora se la lleva no es aquel de la profecía, es el de los inquisidores. Lo más odioso de estos no es su crueldad sino su exasperante estupidez. Menos mal que siempre llegan tarde.