No pasemos por el dato de puntillas. Casi la mitad, un 44%, de las personas que han acudido a Cáritas -sólo en Málaga- del 15 de marzo al 15 de mayo lo han hecho por primera vez. He hecho la cuenta. De las 27. 331 criaturas que han sido atendidas de pura necesidad en apenas dos meses, me salen 12.026 que se han visto en esa dolorosa situación por primera vez en sus vidas, más las personas que tendrán detrás. Mañana es el Día de la Caridad. Y ese concepto debería haberlo erradicado ya la civilización por innecesario. La cifra es fracaso de todos y dolor de demasiados, coronavirus de por medio. La caridad no cierra. Menos mal, pero qué rabia, pero qué pena.

Pena

Qué pena lo de Pau. Esta semana algunos días hemos despertado con ganas de volvernos a dormir. La valentía de Pau Donés respecto a su cáncer siempre me sorprendió. Una entrevista que le hicieron en un semanal, fotografiado en un metafórico blanco y negro, me pareció tan desnuda que no me quité el frío en días. Pau imprimió su verdad a su música. Un publicista listo como él no quiso inyectar habilidosas dosis de marketing a sus letras. No lo hizo desde la Flaca a su última ‘Eso que tú me das’ dedicada a su recuperada hija -lo malo también nos trae lo bueno, aunque sea una mierda lo malo-, ni en la difícil sencillez de otras canciones como ‘Depende’, ‘Bonito’, ‘Agua’… Qué pena lo de la Sardá. La Sardá, como se nombra a las grandes de la escena. «Fue la mejor», dicen algunos de quienes ahora la glosan. Pero no es verdad. No habría que decir eso de nadie cuando se va. Rosa fue Rosa y nadie fue como ella ni ella se esforzó en ser como nadie. Lectora ávida, actriz de carácter, ciudadana libre, estuvo siempre tan viva como ahora dolorosamente está muerta. Esta semana, algunos días…

Caminito

Esta semana el Caminito del Rey, ese vértigo orográfico andaluz que se transita a la par que las aves, ha reabierto para ser caminado con mascarilla. También abrirá la semana que viene la Alhambra como nunca antes, para ser visitada sólo por los mestizos herederos de Boabdil y del Gran Capitán, o sea, por nosotros, granadinos, malagueños, cordobeses, andaluces en fase 3. Ha reabierto el Caminito del Rey y algunos quieren que el Rey -el monarca emérito- termine por el caminito que dicen que facilitó como comisionario del AVE, el que va de la ceca a la Meca (aunque en el refrán, en realidad, la ceca sólo signifique lugar donde se fabrica moneda en árabe y la meca no se refiera a donde nació Mahoma). Del lobi feroz a las comisiones millonarias habituales, aunque algunos griten sorprendidos como en la película «aquí se juega», llevamos asumidas muchas contratas, pero ahora la oportunidad la pintan calva, o sea, sin corona, para quienes llevan la guillotina moral de la realeza como exitoso cebo electoral de su parroquia.

Robots

En medio de los contagios diarios -pocos, pero con avisos inquietantes como los ocurridos en el hospital de Basurto, en Bilbao, con muertos- que el partidismo político no haya descansado un minuto por razón de Estado en una situación como ésta, a algunos nos supera. Yo he vuelto a ver con mi hijo viejas películas de dibujos animados para la descompresión moral. Aunque otras cosas, como la visita del presidente del Gobierno andaluz, Juanma Moreno, acompañado del consejero de Salud y del alcalde De la Torre al hospital Carlos Haya, por ejemplo, para conocer esas máquinas que analizan muestras por el sistema PCR, capaces de detectar 2.000 positivos o negativos de Covid al día, también me interesa, por supuesto. Son robots de análisis, un equipamiento denominado Opentrons Covid-19, donados por el proyecto empresarial CovidRobots al hospital malagueño y al hospital Virgen del Rocío sevillano. Bienvenidos sean. Conviene blindar los flancos por los que el bicho nos mordió los tobillos en la sanidad pública, y no sólo el de la detección de la que tanto carecimos mientras la famosa curva de contagios e ingresos hospitalarios nos encorvaba el alma. Pero lo que nos interesa ahora no es que los hospitales estén mejor pertrechados que estaban, que también, sino no tener que terminar en ningún hospital. Hay que vivir, pero cuidándonos para cuidar a los demás.

Fútbol

Para vivir, volvía el fútbol sin más corpus en el campo que el de los jugadores del derbi sevillano y el árbitro. A los aficionados blancos que siguieron el partido a distancia, por la radio o la televisión, les importarían mucho los dos goles con los que derrotaron a los blanquiverdes, lógico. A los béticos no tanto, manquepierdan. Pero a quienes nos gusta el fútbol con pasión, lo que más nos importó fue el silencio en las gradas, el vacío de coliseo romano sin romanos en el coliseo. La ‘nueva normalidad’ será nueva, pero no es normal. Por eso, descansen en paz quienes no han podido seguir aquí. Y vivamos por ellos, cuidándonos para que el virus no nos hunda aún más ni se nos lleve a nadie más… Porque hoy es sábado.