Esta semana se ha aprobado en el Congreso de los Diputados con una gran mayoría de votos a favor y ninguno en contra el Ingreso Mínimo Vital. Para Prodiversa y seguro también para la enorme mayoría de entidades sociales que trabajamos sobre la pobreza y la exclusión significa, además de una histórica noticia, también cambiar radicalmente el sentido de las políticas sociales en favor de la superación de las desigualdades.

Claro que había políticas de intervención social dedicadas a las familias vulnerables de este país, lo que era evidente era su fracaso estructural a tenor de las cifras, estadísticas y de las situaciones intolerables como la pobreza infantil. Cada vez más personas y sus familias caían en la exclusión y el empleo ya no es un valor seguro para superarla, su situación se volvía crónica. Además, era heredada por sus descendientes, que partían en desventaja y con pocas oportunidades hacía su proyecto de futuro.

El efecto tsunami de crisis como la de 2008 o la actual, arrastraba a miles de personas a esta situación macabra, sin que las políticas sociales frenaran la caída rápida y masiva (esto sí que es un efecto llamada) y con la sólida certeza de que las escaleras para volver a ser una persona/familia emancipada, integrada y libre, son empinadas y largas y el ascensor social está permanentemente roto.

Pero habrá valido la pena todo lo hecho en políticas sociales hasta ahora -seguro que con la mejor intención-, aunque las personas afectadas y/o implicadas dudáramos de si los esfuerzos eran dirigidos a superar el problema o solo a contenerlo e incluso, a invisibilizarlo. Sí, hoy todos tenemos claro que el IMV es el inicio de un nuevo derecho, valió la pena.

El IMV es una nueva prestación en España, pero en muchas partes del mundo se iniciaron estudios y prácticas hace más de dos décadas. Desde entonces esta 'nueva política' se ha integrado en la mayoría de los países de Europa y los organismos internacionales los recomiendan para aliviar y acabar con la desigualdad social y económica. Un modelo aceptado y validado internacionalmente que, además, iniciamos con el conocimiento de la experiencia en muchos países de nuestro entorno.

Y no lo duden, generar suficiencia y autonomía económica en las familias vulnerables y no depender para cubrir sus necesidades básicas de múltiples ayudas, subsidios o caridad, tiene efectos muy positivos y demostrados en el plano ético, social, laboral y económico: alienta la formación y la búsqueda activa de empleo apoyado por la obligación de seguir itinerarios de inserción sociolaboral; mejora el rendimiento escolar; aumenta el espíritu emprendedor y crea micronegocios; mejora entornos y barrios; aflora economía sumergida; suben las cotizaciones; aumenta la recaudación de impuestos...

Es más eficaz, eficiente más digno para estas familias que cargan con una estigmatización algunas veces llevadas al extremo por ideologías y fobia a los vulnerables: ruido y odio. Desde Prodiversa estamos seguras de que el esfuerzo y las ganas de superación de las personas y familias con derecho a esta prestación será el principal valor para hacer del IMV un éxito. A partir de hoy somos una sociedad mejor, más avanzada y más justa. Enhorabuena.