Sánchez ficha a cien economistas de élite para diseñar la era poscovid». El concepto de élite está reñido con la cantidad. Sin son cien no es tanta élite. Lo deseable es que no fueran elitistas, ¿hubo alguna vez cien economistas? cabría preguntarse parafraseando, virginal y económicamente, a Jardiel Poncela.

En tiempos de Felipe González se hicieron famosos los cien poetas de los que habló una vez Carmen Romero. Ahora son cien economistas, cien personas haciendo números sobre nuestro futuro. El socialismo ha descubierto la tecnocracia. Son de distinta tendencia este grupo de economistas tan numeroso, con lo cual hay dos peligros: las contradicciones y el guirigay. Si crean un grupo de whatsapp va a estar muy entretenido y será de esos en los que no paran las notificaciones.

¿Se enviarán memes? No hay muchos chistes sobre los economistas, por mucho que fuera de risa que no supieran ver las crisis. Tampoco las crisis sanitarias las vieron venir muchos científicos ni los periodistas sabemos nunca lo que se nos viene encima. En describirlo a toro pasado ya somos más duchos, siempre y cuando el morlaco sea chico y no haya que dar un pase de pecho luego. Si los pone en nómina se asegura cien votos. Macron también ha creado un grupo de expertos en Francia. Pero pese a la grandilocuencia gala, solo lo forman 26 personas. Es un número más manejable para llevárselos de excursión o llevártelos al huerto. Nuestros cien, para reunirse y mantener las distancias de seguridad, necesitan un campo de fútbol. Pueden formar nueve equipo y les sobra un suplente. El centenar prevé evacuar informes que ayuden al Ejecutivo a tomar decisiones. Si cada uno elabora uno, ya tiene Sánchez cien documentos que leer, cuando en realidad la idea es delegar. Es bueno formar grupos para oírlos, si no hacen mucho ruido. El de Sánchez elementos cercanos a Ciudadanos y a Podemos, lo cual demuestra que la gente puede entenderse siendo de distinto partido, pese al ejemplo que nos ofrece el Congreso. Nadie sabe qué va a pasar mañana (quién nos iba a decir en enero, por ejemplo, lo del confinamiento) pero la idea es diseñar la España de 2050, que tal vez a algunos nos va a coger algo menos jóvenes si es que antes no palmamos en una residencia. Recemos para que estos cerebros económicos tengan tino y posean sensibilidad humanística también. Los retos de España no son menores: superar la pandemia, la crisis económica, la despoblación rural, el cambio climático y mejorar la educación. Así a bote pronto. Pero nos basta con que Sánchez supere uno: que estas eminencias acierten.