A Vox le han bastado unos meses en el Congreso para empezar a priorizar la captación indiscriminada de votos sobre la defensa firme de sus principios; a asegurar el escaño antes que sostener las ideas; o sea, a convertirse en la derechita cobarde que reprochaban ser al PP. ¡Qué decepción! Lo digo porque, siendo la paguita universal, o ingreso mínimo vital, ajena al programa de Vox e incompatible con sus postulados, no han sido capaces de oponerse a su aprobación. Ante el abrumador consenso populista, letal para la economía, han optado por una incongruente abstención que traiciona sus ideas y las de su electorado, haciéndole en cambio guiños a ese otro votante, melifluo y progre, que de todos modos preferirá al original antes que a la copia. Pues ándese Abascal con cuidado, porque otra como ésta y no será mi apoyo el único que pierda en futuras elecciones.

Pablo Alejandre Calviño

Málaga