Estoy harto de que los parlamentarios se hayan tomado permiso para insultarse. Insultan y además mienten. Porque en la calle no encuentro ya ningún comunista o fascista redomado. Claro que hay diferencias de mentalidad, pero además de ser muy tolerables hay que tolerarlas.

Lo que si hay es gente que se cree buena pero que defiende contra todos a fondo sus propiedades.

Pero gracias a los convenios y a los impuestos ya no hay que matarse para repartir. Y la gran mayoría pagamos los impuestos sin enterarnos. Y sólo nos defendemos algo ante los visibles, el de la renta o el de sucesiones.

La diferencia ideológica casi sólo se nota ahora de verdad en cuánto se paga a la asistenta, entre 7 a 12 euros a la hora. Creo que pagan más en los entornos de Iglesias que en los de Cayetana.

Pero eso ya no puede clasificarnos en rojos y fachas excluyentes porque no lo somos. Mucho menos darnos permiso para matar como en el 36. Pero ojo que con el permiso parlamentario de insultar se va metiendo un odio que nadie sabe cuánto puede crecer.

Pablo Osés Azcona

Fuengirola