Tiembla el sector, se hunde. Tocado y hundido. Hostelería y turismo, los más golpeados. Esta realidad, tremenda realidad, se refleja en los ojos y las caras de quienes el turismo es como sangre propia, caso de Miguel Sánchez y Enrique Cibantos, dos históricos del turismo en la Costa del Sol. El primero, todavía al pie del cañón con su grupo MS Hoteles y el segundo, desde gratificante jubilación, están en la desesperanza. Lo mismo que Manuel Villafaina que no ve final al horroroso drama de la hostelería, con chiringuitos embarcados en créditos que no saben cómo podrán atender. Lo mismo que Luis Callejón, presidente de los hoteleros de la Costa del Sol, que en su cara tiene grabada el drama que a diario tiene que escuchar y vivir de empresarios que desconocen qué pasará mañana. He dicho cuatro nombres, pero podría extender a todo el sector. Y si las empresas ya han echado el cierre, ¿qué decir del mundo del trabajo? Se calcula que sólo en Andalucía 20.000 trabajadores irán al paro. Creo que, como han pedido Callejón y Miguel Sanchez, el turismo necesita un plan de choque propio, suficiente y estructural, sobre todo, con capacidad para remontar la crisis que, como mucho, tardará como mínimo 8 años para situarse en los niveles de finales de 2019. La exigencia de un Plan de Turismo de largo alcance se impone. No valen los paños calientes, ni medidas coyunturales que, con ser necesarias, no vendrían a paliar el desastre. El modelo actual de turismo está tocado del ala y habrá que abrir nuevos campos para entender el ocio como elemento dinamizador de la economía.

Están bien las medidas de choque que el Gobierno y la Junta han aprobado pero este sector exige un estudio más minucioso, capaz y suficiente no sólo a corto plazo, sino con proyección de futuro. En este sentido ruego a políticos versados en la verborrea y en las frases hechas que estudien y analicen en profundidad el estudio analítico, con una agenda para el Turismo post covid coordinado y elaborado por el Instituto de Investigación e Innovación Turística de la Universidad de Málaga (UMA), en colaboración con otros institutos y centros de investigación turísticos de España. El profesor y decano de la Facultad de Turismo de la UMA, Antonio Guevara, que con el profesor Enrique Navarro han dirigido la investigación, señala que en este trabajo, de enorme rigor, se apuntan los pasos a dar por las distintas administraciones sobre este sector y qué hacer después del Covid 19. No valen los paños calientes para un sector que representa el 13,5% del PIB andaluz y ha venido sosteniendo el andamiaje laboral, aunque sea en precario y no escasos abusos por parte de empresarios especuladores.

Está claro que no todo será igual y habrá que instar a la Junta de Andalucía a trabajar ya en planes de largo alcance. El vicepresidente de la Junta, Juan Marín, responsable directo de este sector primordial y básico en la economía andaluza, ha creado un grupo de trabajo para pensar y actuar en futuro. Hay empresarios y técnicos capaces de diseñar el futuro, si bien la urgencia pasa por recuperar mercados cuanto antes. Bien está en dinamizar los mercados más cercanos, el andaluz y el nacional, pero se imponen estudiar y planificar medidas de largo alcance en mercados internacionales. Y lo primero pasa por facilitar recursos y medios para evitar el cierre definitivo de muchos establecimientos, dotarlos de músculo para reiniciar, con fuerza y seguridad, la recuperación, que llegará pero que es ahora cuando se debe estar ya trabajando en ello.

Con frecuencia se olvida que el turismo es la actividad que más aporta a la economía española, en 2019 el 12,3% del PIB, generando unos ingresos cercanos a los 157.899 millones de euros en 2019, con una caída este año hasta los 65.000 millones. El turismo, por si alguien lo olvida, genera más valor añadido que la construcción y la industria automovilista. No será fácil tener, de nuevo, los 90 millones de turistas que nos visitaron en el año 2019. Los estudiosos dicen que se tardará no menos de 10 años pero habrá que abrir sendas y caminos que lo permitan, sin olvidarnos de algo que estremece: los cientos de miles de trabajadores que irán a la calle. Es sabido que cada millón de euros invertido en este sector genera 19 puestos de trabajo, precarios si se quiere. Por tanto, habrá que ponerse las pilas y ya debe estar en funcionamiento el equipo suficiente y preparado para diseñar la recuperación del turismo y la hostelería. Volver a empezar se puede, pero si se estudia cómo hacerlo y con qué mimbres, mejor que mejor. Aquí ni se puede, ni se debe regatear esfuerzos empresariales y sociales, pero sobre todo desde las instancias políticas y en este terreno la Junta tiene mucho que hacer más que decir.