Una camándula es una marrullería o astucia y, por metonimia, un o una camándula es persona poco fiable, liante y de poco peso. No es secreto que la sociedad sufre un alarmante crecimiento de la población de camándulas, a lo que ayuda la tipología de personajes que las cadenas ofrecen como ejemplo de éxito en sus tertulias de vanidades y reality shows. A su vez la floración de camándulas hace proliferar prácticas camandulescas en todos los jardines, que acaban contaminando al jardinero y hasta al guarda de parques. Lo mejor es ya casi no salir de casa (precaviéndose uno de paso frente al coronavirus). Un ejemplo de camanduleo, y de camándulas, es todo el barullo sobre al ya famoso móvil sustraído, o no, a una colaboradora, o no, de Pablo Iglesias Turrión. Lo mejor es dejar que un juez con EPI diga, y no perder tiempo en mirar, pues los/las camándulas engordan si las/los miran.