A propósito de casas en ruinas que siguen en pié como por milagro, he oído decir a arquitectos que los edificios tienen miedo a caerse. Seguramente ocurre igual con todo, incluidos los sistemas. Una pandemia grave, pero no más que otras, está poniendo a prueba el modelo, y lo probable es que lo acabe haciendo tambalearse, lo cual denotaría la fragilidad de sus bases. Sin embargo no hay voces serias que planteen al menos una severa rectificación, y todos los planteamientos de salida de la crisis pasan por recomponer un modelo basado en el crecimiento indefinido de población, producción y consumo, que de forma inevitable será a costa de la destrucción de bienes naturales y la extinción de otras especies. La reacción del ecosistema es el cambio climático: durante el primer semestre del año la temperatura ha vuelto a echar abajo los registros conocidos. Seguimos sin enterarnos.