El amor como decisión propia, no solo hacia tu pareja, sino como responsabilidad, respeto y compromiso hacia algo o alguien para hacerlo mejor, desarrollarlo, crecer juntos, componer una historia.

Es importante también compartir intenciones, que no tiene por qué ser mismas ideas, simplemente el crecimiento de uno mismo y para con el otro. De hecho se recomienda no amar a alguien que desees cambiar. Una pareja supone dos personas diferentes y si es objetivo está más enfocado en el cambio, más que una transformación entre los dos, este suele fracasar antes de lo previsto.

Algunos me decís que es volver a ser jóvenes de vez en cuando, sin prejuicios, sin miedos, buscando vivir el presente a través de una sonrisa especial que se te dibuja en la cara cuando nada te importa, solo el presente. Otros que es cuestión de feeling y que eso se tiene o no se tiene, pues ya se pueden tener ideas en común que si no existe esa conexión especial, las cosas acaban aburriendo y se dejará de creer en ese algo común tarde o temprano. También supone no esperar nada de nadie, pues existe gente especial que ofrece, con actitud favorable hacia los demás, ama a los seres que le rodean (a unos más que a otros) pero sobre todo sin esperar nada a cambio. También, esa capacidad de sentirte seguro sin que nadie te juzgue.

El amor es una transformación constante, un aprendizaje eterno y un esfuerzo por mejorar y aprender de uno mismo. Imagino que existen muchos momentos en la vida donde el propio amor tanto por uno mismo como por otras personas te pone a prueba, de ahí que dicho sentimiento se muestre en continuo cambio. Es una obligación del propio sentimiento si realmente lo queremos cuidar.

Según Erich Fromm, el amor implica cuidado, respeto, responsabilidad y conocimiento.

El cuidado supone ofrecer bienestar hacia lo que amamos. Una preocupación activa por encontrar y ofrecer dicho bienestar generando crecimiento en lo que hemos decidido amar.

El cuidado y la preocupación implican mucha responsabilidad, pero no como deber u obligación, sino como decisión voluntaria y libre para estar listo y dispuesto a actuar, responder, mejorar, solucionar, etc...

Dicha responsabilidad debe evitar en todo momento dominar o poseer, y esto es debido al respeto; que es la capacidad que tenemos de ver a una persona tal cual es y reconocer su esencia «única». De aquí el evitar el querer cambiar, y si preocuparse para que la otra persona crezca y se desarrolle tal como es, no como queremos.

Dicho respeto solo es posible si se ha alcanzado independencia y libertad, y de aquí podríamos reflexionar en relación a los tantos problemas que conocemos a nuestro alrededor en relación al amor y la falta de independencia, libertad... ya sea entre adolescentes o adultos.

Y para respetar realmente a una persona necesitas conocerla, en todos sus ámbitos, a lo largo del tiempo, poniéndote en el lugar, y cuanto más nos conocemos a nosotros mismos más capacidad tenemos para conocer a los demás, reconocer la importancia, las prioridades, rozar lo más profundo y reaccionar dependiendo del momento, de la situación y de cómo somos nosotros mismos.

«El amor intenta entender, convencer y verificar. Por este motivo, el que ama se transforma constantemente. Capta más, observa más, es más productivo, es más él mismo», Erich Fromm.