En conjunto, nuestra sociedad es una especie de líneas entrecruzadas, que afirman y contradicen al mismo tiempo. Es evidente que junto a muchos testimonios se busca la razón. Y ajustándose a dicho propósito, nuestros comportamientos, no pasan de ser meros patrones de conducta basados en lo aceptado por la mayoría.

La libertad de expresión es una consecuencia de la libertad del pensamiento. Creo que desde que nacemos tenemos un compromiso: no pretender agradar a todo el mundo y ser nosotros mismos. Es muy fácil alimentar los entusiasmos ajenos; desde muy temprana edad nos enseñan lo útil que es ser uno más y lo inútil que es ser 'distinto'. Se habla mucho de la libertad de expresión; poco importa el concepto si todo está sometido a la aceptación grupal. Nuestros pensamientos son los que deben abrirse camino para convertirnos en personas que dicen lo que piensan, por supuesto, sin necesitar la aprobación de nadie. A diario, muchos, se empecinan hablando de la libertad de expresión; creo que muchas cosas (opinión subjetiva) son la ironía que no se desenvuelve junto al fondo ni las formas. Es imposible obstinarse en buscar el afán de algo que está replegado en lo sonoro y lo políticamente correcto. A veces, confundimos exaltación con convicción, y claro (sonrío) luego pasa lo que pasa.

Hay muchas personas escoradas a la perfección; permítanme que les diga que junto a ella siempre está el pretexto de quedar bien. La libertad de expresión es imperfecta, en caso contrario, no pasa de ser comentario organizado para la ocasión. Todo lo sistemático no es libre. El pensamiento es el dinamismo desbordante de todo. Sí, poco importa hablar de libertad de expresión en un mundo que rechaza la intensidad de las convicciones. Es evidente e indiscutible que a día de hoy todo está aligerado por la falta de reflexión. En nuestro interior empieza la libertad; no, no es lo mismo ser caricatura, que ser retrato. Y no es lo mismo describir con cierto verismo que pensar. Participar con exceso de sentimiento en algo es hundir en lo emocional todo. ¡Incluida la libertad de expresión!