Llevamos unos meses padeciendo una situación sanitaria sin precedentes para la mayoría de nosotros, escenario que, como a cualquier persona o gobierno, ha pillado con el pie cambiado y ha obligado a improvisar para poder hacer frente a la misma. Es muy fácil predecir el pasado, los que a ello se dedican lo saben, y por eso lo hacen. En España sobran políticos que sólo saben hacer cosas fáciles, predecibles, como analizar el pasado, insultar o desprestigiar al otro.

Lo peor no ha pasado, eso también lo sabemos todos. Sin entrar a valorar los procesos de desescalada para que el país pueda volver a la tan ansiada nueva normalidad, es a todas luces evidente del poder del lobby hostelero de nuestro país. Que sí, que vivimos de esto. Pero sin vidas humanas no existiría dicho lobby. Necesitan vidas. Vidas que viajen, que gasten. Vidas como las que vemos ahora por los medios de comunicación que invaden lugares como Magaluf o Torremolinos, donde las hordas de turistas campan a sus anchas sin cumplir ni una de las medidas de seguridad recomendadas mundialmente.

Nos habéis mentido. Simple y llanamente. Os habéis reído de nosotros. Una vez más, pensáis que podéis jugar con los ciudadanos, que nos podéis manipular. Se anunciaba a bombo y platillo que el pasado 21 de junio España abriría las fronteras "bajo estrictas medidas de seguridad". "Queremos ser un destino seguro", decían unos. "Los que nos visiten no pasarán un control, sino tres: temperatura, origen y registro", lo que se traduce en: nada. ¿Cómo podéis tener tan poca vergüenza? Pretendéis vender la imagen de que España es un país seguro porque los miles de jóvenes alcoholizados en Magaluf han firmado un papelito en el aeropuerto en el que dicen que "no tienen síntomas". Ala, ¡a tirarse del balcón!

Establecer cuarentena a los turistas pareció una barbaridad. Estuvo sobre la mesa, pero en cuanto Reino Unido preguntó, a mí que me registren, que yo no se nada de eso. ¿Hacer PCR a todos? Eso tiene un coste excesivo, les tomamos la temperatura (que tampoco es cierto) y que digan de dónde vienen, así los tenemos controlados. Mientras, decenas de brotes van apareciendo por España, residencias de mayores vuelven al confinamiento, y la sombra de la muerte vuelve a planear sobre nuestros ciudadanos más vulnerables, que planifican un verano entre cuatro paredes viendo en el telediario a Magaluf.

A veces es bueno ver qué hacen tus semejantes. Y tus semejantes son personas, ya sean ricas o pobres. Sabemos qué hacen los ricos, abrir fronteras y reactivar la economía como en un pacto de sangre donde yo no te pongo cuarentena para que tú tampoco lo hagas, para que nos retroalimentemos y podamos abrir esos corredores "seguros" donde tomar la temperatura se antoja como la evidencia de la consistencia de las medidas.

A 10.000km de distancia, en Camboya, uno de los países más pobres del mundo (atendiendo a su PIB Camboya se encuentra en el puesto 157 de la lista de 196 países) ha decidido abrir sus fronteras con medidas de seguridad. A diferencia de las medidas españolas, que abrieron telediarios impactando con sus restricciones, las medidas camboyanas no han salido en los medios, y menos, en los españoles. Pero es sencillo, si quieres entrar al país, eres bienvenido, siempre y cuando cumplas con las siguientes medidas: venir con un seguro médico, mostrar una PCR hecha antes de salir en el avión con resultado negativo, hacerte otra PCR en el aeropuerto al llegar (abonada por el viajero) y comprometerte a pasar dos noches en un hotel (abonadas por el viajero) hasta que los resultados de tu PCR estén listos y sean negativos, tras lo cual puedes marchar. No me lo han contado, escribo estas líneas desde el hotel donde estoy confinado hasta que llegue el resultado de mi PCR.

Me pregunto lo siguiente: ¿cuál de estas medidas es imposible de realizar en España? ¿Es mucho pedir que los turistas hagan una cola para hacerse una PCR? Aunque los viajeros costeen sus pruebas y dos noches confinados, es cierto que habrá gastos, ya que hace falta personal sanitario en los aeropuertos para realizar esta tarea de forma correcta. ¿España no puede pagar eso? ¿Qué pasa? ¿Es incómodo? ¿Para quién, para el turista, para nosotros?

Las imágenes de jóvenes alcoholizados en Magaluf abriendo telediarios en estos días también se ven en las residencias de mayores que se encuentran confinados en pleno mes de julio. Sin poder salir. Sin poder ver a sus familias. Viendo como siguen falleciendo seres humanos tras más de cuatro meses desde el inicio de la pandemia. Está claro que se pueden abrir fronteras de forma segura, ahí el ejemplo de Camboya. Pero lo que está más claro todavía es que no nos merecemos la clase política que tenemos. Ni Gobierno ni oposición están ni han estado a la altura del drama que estamos viviendo.