'Induraín, fenómeno irrepetible', por Enrique Stuyck Romá

u Llegar a Paris cinco años consecutivos vestido de amarillo, como hiciera Miguel Indurain de 1991 a 1995, es una de las mayores gestas del deporte español de todos los tiempos, solo comparable a los doce títulos de Rafael Nadal en Roland Garros, también en Paris. Cuando se cumplen veinte años de su última victoria en el Tour de Francia, Miguel Indurain está siendo recordado en todos los medios por una proeza al alcance de muy pocos. Cierto es que en La Ronda francesa también han destacado, por méritos propios, otros ciclistas como fueron Bahamontes o Perido Delgado, pero la hazaña de Indurain quedará para historia por ser el único ciclista que ha conseguido vencer en cinco ediciones consecutivas, lo que significa un doble mérito.

Todavía recordamos al ciclista navarro pedaleando con una autoridad incontestable tanto en la montaña como en las etapas contra reloj, ante la impotencia de sus rivales. Indurain, con su habitual modestia, no se concede la más mínima importancia, pero es de ley que hoy le recordemos y le rindamos nuestro particular homenaje de respeto y admiración por su gran clase como ciclista y como persona.