Consecuencia del confinamiento y el distanciamiento obligado por la pandemia del Covid-19, estos últimos meses hemos podido comprobar cómo la digitalización ha tomado una gran dimensión y ha copado nuestra actividad diaria, tanto a nivel personal como profesional. Se ha producido un salto cuantitativo y cualitativo que, probablemente, en una situación normal, se hubiese desarrollado en bastante más tiempo.

Esta pandemia nos ha afectado gravemente a nivel humano y económico y lo sigue haciendo, pero si algo ha surgido positivo de todo esto, es un despertar digital que en poco tiempo se ha convertido en una de las mayores oportunidades que tenemos para reactivar a las empresas y, con ello, el crecimiento económico, la creación de empleo y bienestar.

Ante este nuevo panorama y las posibilidades con las que contamos, las Cámaras de Comercio, siempre con la vocación de prestación de servicio que las caracteriza y en su función de órganos consultivos de las administraciones públicas, han trasladado a principios de este mismo mes de julio al Gobierno de la Nación, una "Iniciativa para la Transición Digital" para que se promueva la elaboración de un marco normativo que permita afrontar una transformación y modernización digital profunda y sistemática.

Este documento, que por su importancia me permito destacar y que puede ser consultado en www.camaramalaga.com, recoge una serie de propuestas para que, económica y socialmente, nuestro país pueda enfrentarse a este proceso, que a nivel de las principales economías del mundo se está produciendo de forma vertiginosa, y evitar que perdamos este importantísimo tren.

Desde nuestras instituciones venimos exponiendo hace tiempo que esta es una necesidad vital para nuestras empresas, especialmente para las pequeñas y medianas y autónomos, como factor, hoy día imprescindible, para hacerlas más versátiles, más competitivas y con mayor facilidad de dar el salto a la internacionalización.

Por eso, para afrontar este reto con las garantías suficientes, es determinante contar con una nueva normativa dotada de una gran flexibilidad hacia las empresas, que facilite el desarrollo de nuevos modelos de negocio y el uso de la tecnología en todos los procesos de la misma, de ahí, que esta "Iniciativa para la Transición Digital" presentada al Gobierno, tenga una concepción amplia y abierta, que se desarrolla en función de cuatro ejes estratégicos y que recoge más de sesenta medidas, algunas de ellas de carácter urgente.

En este documento se expone cómo la transición debe ser transformadora, reforzando los cimientos de la digitalización de los sectores productivos, especialmente de las pymes, así como de la propia Administración Pública, dotándose de las infraestructuras tecnologías que faciliten el despliegue de redes de telecomunicación y el impulso de la ciberseguridad.

Por otro lado, la nueva normativa deberá girar en torno a una visión social que permita lograr una transición justa y sostenible, gracias a la educación y la mejora de las habilidades y competencias digitales, a fortalecer las garantías de los derechos de las personas en el entorno digital y fomentar nuevos modelos de trabajo adaptados a estas circunstancias.

Otro de estos ejes sobre los que debería asentarse esta regulación es el de mantener el equilibrio necesario para asegurar un entorno competitivo ecuánime para todas las empresas, todo ello a través de una adecuada política de competencia.

Y, por último, ser una normativa colaborativa, es decir, que permita conseguir la conjunción de la innovación abierta y la cooperación público-privada, de tal forma que se faciliten apoyos económicos y de transferencia de la tecnología en todos los sentidos.

Además de lo indicado anteriormente, quisiera resaltar la importancia que la digitalización tiene y tendrá en el mercado laboral tras esta pandemia. Es muy cierto que las empresas deben adaptarse a las necesidades del mercado y las circunstancias, pero igualmente ocurre con los trabajadores, ambos han de ser muy conscientes de asumir estos nuevos retos ante un futuro cambiante y dinámico.

En estos momentos, las empresas están solicitando perfiles muy relacionados con la digitalización y el tema irá en aumento. Las profesiones más demandadas en un próximo futuro serán todas aquellas de carácter tecnológico, de ahí, la enorme importancia de contar con personal formado en competencias digitales que, además, serán clave para el aumento de la empleabilidad.

Son momentos complejos, en los que la innovación, la lucha diaria por competir y por sobrevivir, hace que la tecnología sea un factor diferenciador para las empresas y los autónomos. Las Cámaras de Comercio sabemos muy bien de la importancia que tienen los nuevos procesos digitales como herramienta competitiva, algo que vienen demostrando muchas pequeñas empresas en estos últimos meses. Seguiremos luchando día a día, poniendo a disposición de las PYMEs programas como TICCámaras, INNOCámaras, Ciberseguridad, Competitividad Turística, etc., específicamente diseñados para incentivar la digitalización con ayudas y subvenciones, y así, facilitar la reactivación y la recuperación de nuestro tejido empresarial.