A punto de cumplir 65 años de edad y sin la más mínima intención de jubilarse, el torneo por excelencia del Viejo Continente goza de un estado de salud envidiable. Las miles de hazañas, curiosidades y anécdotas que han tenido cabida en su amplia memoria en la que la emoción, la ilusión y la gloria eterna ha sido su mayor legado para los cientos de equipos y millones de aficionados que cada temporada sueñan con el triunfo final han logrado inyectarle la vitamina de la juventud eterna para llegar a ser considerado inmortal.

Pero como todo en la vida y hasta llegar a su consagración, el camino a la gloria no le resultaría sencillo. Aunque existe algún que otro precedente que sitúan sus orígenes en los años 30, las guerras civiles y mundiales que asolaron Europa y al mundo entero, abortaron el sueño de grandes visionarios adelantados a su tiempo como fueron los Hugo Meisl, Jimmy Hogan o Mathias Sindelar, postergando sus cimientos hasta la segunda mitad del siglo XX.

La historia de la Copa de Europa tiene sus orígenes en el llamado partido del siglo -este sí que lo fue por la conmoción que causó en las islas británicas y en toda Europa-, disputado hace ya casi 70 años, en concreto el 25 de noviembre de 1953. El viejo Wembley en una tarde fría y gris típica londinense, fue testigo de la primera y más humillante derrota jamás sufrida por la selección inglesa ante unos 110.000 incrédulos espectadores. Aquella tarde «The Golden team», como así fue bautizada la mejor selección húngara de la historia, literalmente aplastó a Inglaterra venciéndoles por un resultado tan sorprendente como memorable de 3-6.

Al día siguiente, Times bajo la rúbrica de Geoffrey Green, tituló el triste acontecimiento con la siguiente frase: «Ayer, a las cuatro de la tarde, en una gris tarde invernal, en el estadio de Wembley, sucedió lo inevitable».

Aquella inolvidable selección formada por Grosics; Buzanszky, Lorant, Lantos, Boszik, Zakarias, Budai, Kocsis, Hidegkuti, Puskas y Czibor acababa de destrozar el ego inglés de un solo plumazo. Pero los magiares no verían saciada sus ansias de triunfo con aquella victoria, sino que seis meses después, el 23 de mayo de 1954, volverían a hacerlo, pero en esta ocasión con ensañamiento incluido, ya que el 7-1 que endosaron a los inventores del fútbol en Budapest destronó por completo al mito inglés en apenas 6 meses.

Tales hechos, según pensaron los ingleses, habrían de enmendarse de alguna forma para volver a recuperar el trono mundial del fútbol, y así, tras sendas victorias del Wolverhampton Wanderers ante dos de los grandes equipos europeos del momento como eran el Spartak de Moscú (4-0) y sobre todo, el todopoderoso Honved de Budapest (3-2), formado por la mayoría de los internacionales que meses antes habían derrotado a los ingleses, llevó al periodista David Wynne-Morgan, el 14 de diciembre de 1954, a escribir un artículo para el Daily Mail, calificando a los «Wolves» como el «Campeón del Mundo». Estas fueron las sus palabras:

«HAIL, WOLVES 'CHAMPIONS OF THE WORLD', NOW»«Saludad a los maravillosos «Wolves» esta mañana para dar a Gran Bretaña su mayor victoria de fútbol desde la guerra. Ayer por la noche bajo los focos del Molineux, vencieron a los Honved, los magiares mágicos, por 3-2 después de estar 2-0 abajo en el primer tiempo. «Inglaterra nunca ha tenido campeones más dignos. Inmediatamente después del partido, cuando Billy Wright se llevó a los héroes cubiertos de barro al vestuario, Stanley Cullis, su manager, dijo: «Ahí están, son los campeones del mundo€».Al considerar la prensa inglesa que volvieron a recuperar el honor anteriormente perdido con su selección, se engrandecieron presos de la euforia, y no únicamente el referido periodista, sino también otros rotativos como el Daily Mirror, distinguiendo a los «Wolves» como el más grande de todos sin tener en cuenta grandes potencias de otros países como el Milan italiano, el Stade de Reims francés o el imparable Real Madrid de Di Stéfano y compañía, que ciertamente eran los clubes que comenzaban a emerger con más fuerza en el Viejo Continente. Aquellas afirmaciones llegarían a oídos del prestigioso rotativo galo L´Equipe y como no, a los grandes clubes europeos€

«Saludad a los maravillosos «Wolves» esta mañana para dar a Gran Bretaña su mayor victoria de fútbol desde la guerra. Ayer por la noche bajo los focos del Molineux, vencieron a los Honved, los magiares mágicos, por 3-2 después de estar 2-0 abajo en el primer tiempo. «Inglaterra nunca ha tenido campeones más dignos. Inmediatamente después del partido, cuando Billy Wright se llevó a los héroes cubiertos de barro al vestuario, Stanley Cullis, su manager, dijo: «Ahí están, son los campeones del mundo€».Al considerar la prensa inglesa que volvieron a recuperar el honor anteriormente perdido con su selección, se engrandecieron presos de la euforia, y no únicamente el referido periodista, sino también otros rotativos como el Daily Mirror, distinguiendo a los «Wolves» como el más grande de todos sin tener en cuenta grandes potencias de otros países como el Milan italiano, el Stade de Reims francés o el imparable Real Madrid de Di Stéfano y compañía, que ciertamente eran los clubes que comenzaban a emerger con más fuerza en el Viejo Continente. Aquellas afirmaciones llegarían a oídos del prestigioso rotativo galo L´Equipe y como no, a los grandes clubes europeos€