Debemos a la concejala Vanessa Romero la popularización del término micromachismo, que aunque existía llevaba una vida lánguida como machismo de poca monta. No entro en el tema del aire acondicionado en el salón de plenos de Alacant, pero ¿y si fuera verdad lo del distinto gradiente de confort térmico en hombres y mujeres?. Desde que dejaron la calle para subirse al Olimpo, lugar reservado a los dioses, todo lo que dice alguien de Podemos se considera chorrada, por lo que conviene pasar las descalificaciones por un tamiz, no vaya a ser que heredemos su tradicional sectarismo. Por otra parte, volviendo al machismo, todos/todas lo inspiramos y expelemos, pues desde Adán y Eva es un constituyente etológico. Sin querer vamos echando gotículas de machismo, y al toser o estornudar (por ejemplo, en momentos de cabreo) lo rociamos a mansalva. Esa vieja normalidad tiene mal arreglo.