Ya se ha dicho aquí otras veces: cuando se afirma que la juventud actual es la mejor preparada de la historia de España conviene responder con una pregunta: ¿preparada para qué?. ¿Para afrontar el hecho de que hacer la vida exige esfuerzo?. ¿Para hacerse preguntas esenciales e indagar las respuestas, aún sabiendo que al final no las habrá?. ¿Para buscar el entusiasmo que se alcanza a través del cultivo de las artes y la intensidad intelectual?. ¿Para asumir un compromiso efectivo, sacrificado y arriesgado de mejorar la sociedad?. ¿Para ser consecuente con la solidaridad entre generaciones?. Aceptemos que una parte de los jóvenes (aunque no sea grande) esté preparada para eso. Ahora la siguiente pregunta: ¿cuántos, de entre todos ellos, están preparados para renunciar unos meses a la diversión social y reducir así el riesgo de contagio, eventualmente mortal, de sus abuelos?.