En el racismo de USA hay una persistencia y una violencia que permitiría considerarlo, tal cual dicen algunos, una guerra civil endémica. Su espíritu sería una proyección refleja del de la guerra contra las naciones indias, elevada a categoría de epopeya nacional como 'Conquista del Oeste' y predicada al mundo por Hollywood. En algunos filmes, como Centauros del Desierto, de John Ford (enésimo visionado anteayer), la entraña racista violenta está retratada con todos sus matices, incluidas las razones -la violencia del sometido- para exculparla sin llegar a justificarla, el reparto de papeles entre racistas radicales, moderados y por omisión, y las viejas canciones y rituales de la tribu supremacista WASP que ayudan a endulzar la mala conciencia. Puesto que el racismo forma parte constitutiva de su relato nacional, ni tiene cura posible ni al final nadie la espera.