El Unicaja, gracias al acuerdo de ayer con la Federación Andaluza, tendrá el domingo su último partido de preparación frente al Betis. Después, llegará el inicio de temporada en Badalona ante la renovada y reforzada Penya de Tomic, Pau Ribas, Bassas y compañía. El penúltimo será esta noche ante un Herbalife Gran Canaria que peleará con los verdes por levantar la Eurocup y lograr plaza en la Euroliga de la próxima temporada.

El equipo amarillo se ha reforzado mucho y bien este verano sobre todo en la línea exterior. Frankie Ferrari, una de la revelaciones del pasado curso a pesar de las lesiones, y el retornado Andrew Albicy dejan pocas dudas en el timón de la nave comandada por un nuevo capitán: Porfi Fisac. La línea exterior se refuerza también con un jugador que no deja indiferente a nadie: Amedeo Della Valle. El italiano busca un lugar tranquilo donde explotar todas sus virtudes y colocarse en el olimpo de los grandes jugadores trasalpinos.

Su padre Carlo era el líder en cancha de la Auxilium Turin o la Virtus Roma en los 80 y fue varias veces internacional. Amedeo es un jugador con talento, pero sin físico, que no tenía muy claro su lugar en el mundo hasta que unas vacaciones en Miami con su madre, cuando tenía 13 años, le motivaron a jugar al baloncesto para poder volver a EEUU como deportista. Su progresión fue espectacular. En 2011 se presentó en España en la Villagarcía Basket Cup como líder de una Italia que no estaba entre los favoritos. Della Valle llevó a su equipo al triunfo ganando en la final a la Alemania de Schroder y se llevó el MVP. Un anotador explosivo sin miedo a los minutos finales que parecía rumbo al estrellato inmediato.

La aventura americana no le fue bien. En 2012 aterrizó en Ohio State, donde jugó 2 años, y no pasó de ser un jugador marginal. El ultimo del banquillo aunque con un carisma especial entre los fans que le convertían en el jugador favorito de la grada de aquel equipo que lideraba el base Aaron Craft. Su popularidad era tan grande que cuando uno de los entrenadores, Jimy Staley, decidió presentar a un miembro del equipo a la presidencia de estudiantes de la universidad, pensó en Della Valle.

Sus cualidades eran claras «los estudiantes probablemente se vean como yo porque quizás no parezco un jugador de baloncesto» le contaba al periodista Scott Polacek. Sus rizos negros y su cara de niño eran su tarjeta de presentación. Sus promesas electorales sólo dos: avisar por Twitter de los días de nieve y grabar un video para enseñar a deletrear su nombre. Su video de campaña, pensado a las 3 de la madrugada después de ver un capitulo de la serie «El ala oeste de la casa blanca», era una sucesión de videos de juego y fotos con diversos trajes, entre ellos un disfraz de plátano. La música era una mezcla de la banda sonora de Rocky (el macho italiano) y el Rock Me Amadeus de Falco. No ganó, quedó quinto con 479 votos en las elecciones con más participación desde 1972. Aquel año había ganado John Kasich, gobernador del estado de Ohio de 2011 a 2019 y rival de Donald Trump en las primarias republicanas a la presidencia de EEUU en 2016.

Capaz de anotar 6 triples en un cuarto, «el pistolero con cara de niño» abandona el todopoderoso proyecto de Messina en Milán para triunfar en Gran Canaria. Será uno de los peligros que esta noche tenga enfrente el equipo de Luis Casimiro. Suerte... y poneros la mascarilla.