Un nombre en común. Rompedores y con éxito. El número 3 como nexo de unión. La década de los 80 en su pleno apogeo. Música, televisión y baloncesto con personalidad abiertas al gran público. Ventas millonarias de discos y cassettes encumbraron a «Los Chichos» como el trío que se convirtió en auténtico rey de la rumba. El realizador argentino Chicho Ibáñez Serrador revolucionó el panorama televisivo nacional. Su mente privilegiada creó un formato rompedor a través del concurso «Un, dos, tres» que cada viernes noche reunía a millones de telespectadores en los salones de toda España. Y nuestro verdadero protagonista de hoy, Chicho Sibilio, pudo añadir una nueva dimensión a su ya de por sí completísimo juego gracias a la implantación del lanzamiento de 3 puntos.

Pura clase y talento, Chicho fue un jugador adelantado a su época. Cándido Antonio Sibilio Hughes nos dejó hace poco más de un año a causa de problemas asociados a la diabetes que padecía. Vivió sus 60 años intensamente, con la libertad por bandera tomando las decisiones según marcaban sus principios. Dejó buenos amigos allá por donde pasó y miles de canastas en el recuerdo de los aficionados. El adolescente que fichó por el FC Barcelona gracias a la obcecación del maestro Ranko Zeravica iba a marcar una huella imborrable en el nuevo básket que despegaba en nuestro país.

Sibilio ejemplifica como ninguno la polivalencia y la elegancia en una pista de juego. Pívot en sus comienzos, con gran capacidad reboteadora y unos fundamentos técnicos impecables, la evolución a la posición de alero nos permitió disfrutar, al lado de Nacho Solozábal y Epi, de la tripleta exterior más brillante de la historia del club culé.

Su imagen con la camiseta Meyba roja bajo la equipación del Barça nos traslada a unos años en los que no había rotaciones y la sintonía del Cola Cao acompañaba la celebración de las supercanastas de 3 puntos en los carruseles radiofónicos. Felino en sus movimientos y dotado de una muñeca de seda, Chicho daba la impresión de que ni sudaba en los partidos. Su valía ofensiva fue decisiva para que el club blaugrana rompiera el tradicional dominio del Madrid en las competiciones nacionales. Ocupó un rol esencial en los mejores años de la selección nacional, aunque su renuncia a participar en las olimpiadas de Los Ángeles supuso el principio del fin en su relación con Antonio Díaz Miguel.

Jugando contra el Caja de Ronda hay varios hechos que me gustaría destacar. Dentro de la cancha, Sibilio dejó varias exhibiciones. En el Palau Blaugrana nos fulminó un par de veces anotando 37 y 36 puntos mientras que en los dos partidos de la temporada 86/87 encestó un total de 58 puntos con un único error en el tiro de 2 puntos.

Fuera del parquet, su relación con el club culé nunca se caracterizó por su placidez. Tras algún expediente disciplinario previo, el cisma definitivo llegó en abril de 1989. Después de unas unas declaraciones públicas criticando a Aíto, se negó a firmar una posterior nota de rectificación. Apartado del equipo el día antes de disputar un partido contra el Caja de Ronda, el divorcio con Aíto significó el cierre abrupto en su exitosa trayectoria como jugador blaugrana.

Josean Querejeta, recién llegado a la presidencia del Baskonia, consiguió un golpe de efecto con la incorporación de un tipo con la experiencia y la calidad de Sibilio. La presión de su mediático fichaje conllevó la adaptación a un nuevo rol en el Taugrés. Tras una decepcionante primera temporada, Chicho se convirtió en el mejor sexto hombre de la liga y en el jugador más experimentado para el crecimiento futuro del conjunto vitoriano. Su tiro exterior, prodigio de técnica y acierto, le coronó como el primer jugador en anotar más de 650 triples en la ACB.

Los problemas físicos aceleraron su retirada teniendo que colgar las botas con 34 años. Chicho retornó a casa para iniciar una nueva vida en la República Dominicana. Su compromiso social le llevó a impulsar múltiples proyectos deportivos dirigidos a los más jóvenes de la isla. Llegó a ser nombrado con el cargo de viceministro de Deportes donde Sibilio tuvo la oportunidad a contribuir a mejorar las condiciones de vida de sus compatriotas.

Poco amigo de los homenajes, Chicho nos dejó sin recibir el merecidísimo reconocimiento del Barça, su casa durante 13 años, donde contribuyó decisivamente a edificar un proyecto campeón. Su vida y su carrera quedaron fraguadas al número 3. Sibilio, anotador certero desde la línea de 3 puntos. Hombre elegante, de principios y legendario, siempre permanecerá en la memoria de quienes disfrutamos de él.

LA PEQUE - COLUMNA

¿Te acuerdas de cuando Kyle Fogg anotó 20 tiros libres para ganar en la prórroga al Barça?