El saludo de Pedro Sánchez a Isabel Díaz Ayuso, en su encuentro en la sede de la Comunidad de Madrid, no tiene desperdicio y merece un profundo análisis para interpretarlo en su justa medida.

No me negarán, quienes lo hayan visto publicado, que más que protocolaria es una estampa única e irrepetible. La presidenta de la Comunidad de Madrid tenía tantas ganas de reunirse con el gran jefe del cotarro que no ha escatimado en ornamentación y con un abrumador despliegue de banderas como no se había visto antes.

Supongo que habrán tratado temas de interés general de la ciudad de Madrid y en especial de las medidas sanitarias a tomar para frenar la pandemia, pero yo me quiero centrar en el saludo porque es un saludo por todo lo alto, no solo por la altura del Sr. Sánchez, que también, sino por los ademanes de ambos. El presidente con la mano en el corazón, entrañable, y la presidenta recibiéndole con la guardia baja, distendida, como para favorecer el diálogo. Un diálogo que, al parecer, ha sido cordial, pero esa es otra cuestión y no la razón de esta carta que, como reza el título, es la propia foto, una foto que ha sido publicada en periódicos de media España, quizás por las banderas.

Enrique Stuyck Romá

Málaga