Estoy, entre los millones de ciudadanos que esperábamos nueva redacción de la futura Ley de Memoria Democrática y de entrada debo decir que será necesario que por su paso por el Congreso sea mejorada sensiblemente, sobre todo en un aspecto esencial, como sostiene el historiador y profesor Fernando Arcas Cubero, uno de los mayores especialistas que tenemos en España en esta materia. Dice el profesor Arcas que no hay que confundir las memorias. Ni confundirlas, ni igualarlas, porque se desfigura el pasado, y la historia. Y añade que no sabe si algún día llegará la concordia a este país. Coincido con su criterio porque, al hilo de su pensamiento, «mientras haya fosas y cunetas no es posible y, además, sería muy injusto y muy incívico. Y mientras tengamos estos discursos de rescate del franquismo, no hay nada que hacer». Obviamente este proyecto de ley tiene aspectos muy positivos, dignos de reseñar y entre ellos favorecer su conocimiento en el ámbito escolar, disipar los temores a un posible adoctrinamiento, como denuncia la derecha. Hay en España historiadores solventes que tienen demostrado estar muy lejos de posiciones tendenciosas o partidistas. Aquí nadie quiere el olvido y hay un deseo manifiesto de recuperar a familiares asesinados y conocer el pasado, como primer paso para la reconciliación y, sin rencor, recuperar la dignidad. No es pedir mucho y no debe haber miedo a reabrir la Guerra Civil. Yo me he apuntado a recuperar la dignidad que pretendieron quitarme en el año 1965.

Los caprichos de Pablo Casado Blanco se pagan y de qué manera. Haber colocado al frente de la Comunidad de Madrid a Díaz Ayuso es un error que le perseguirá toda su vida política y a buen seguro tendrá unos costes en las urnas en las próximas elecciones de la Comunidad, que ya fueron ganadas por el PSOE y donde gobierna el PP gracias al pacto con Ciudadanos y el placet de Vox. Si la gestión de esta comunidad es la que Casado quiere tener como referencia si él llega al poder, apañados vamos. Nunca se vio semejante ineptitud, por mucho que se esfuerce su asesor áulico, Miguel Ángel Rodríguez (MAR para los amigos) de inventarles frases, titulares y dotarla de un argumentario, a todas luces ineficaz. Cuando no hay donde rascar, todo lo que se haga se va al garete. No voy a repetir lo que se viene diciendo de su incapacidad, sólo le queda que el propio PP o sea don Pablo Casado, la ponga de patitas en la calle, que no sucederá porque dejaría a Casado en posición de mirar a Écija, o que haya una moción de censura, que no parece posible porque Ciudadanos abdicó de su perorata de no avalar la corrupción (Gürtel, Púnica, Lezo, Kitchen en la mochila del PP) y, sobre todo, por la manifiesta incapacidad política y de gestión de Ignacio Aguado. Inés Arrimadas tiene tela que cortar. De ella va a depender, en gran parte, presupuesto y futuros gobiernos. Ciudadanos volverá a ser la llave para centrar España y, al parecer, una parte importante del PSOE está por la labor. Todo lo contrario de lo sucede en el PP de Casado en el que dirigentes populares, entre ellos algún barón, están dando la mandanga a Génova 13 (sede naciones del PP) poniendo en tela de juicio la gestión de la presidenta popular de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ejemplo manifiesto de ingobernabilidad ya no sólo de la pandemia, sino de una Comunidad que, a todas luces, le viene grande. Casado tiene la palabra o Inés Arrimadas, quien sabe.

Lo que sí sorprende es cómo quien exigía terminar con el estado de alarma y volvieran las competencias a la gestión de los gobiernos regionales, reclamen ahora y a veces de forma desaforada que vuelva el Gobierno central a tomar las riendas de la pandemia. La manifiesta incapacidad de algunos Gobiernos autonómicos para gestionar la crisis sanitaria provocada por el Covid-19 evidencia el desconcierto en que están sumidos algunos de ellos, entre ellos el de Andalucía, con Moreno Bonilla desbordado y superado por una situación que ya empieza a ser dramática, recurriendo a propuestas bobaliconas como monitorizar a ciudadanos de Madrid, con segunda residencia en Andalucía. Moreno Bonilla no llega a la propuesta de Torra de impedir entren en Cataluña los madrileños, pero casi. De todos modos es de agradecer que el Gobierno andaluz siga en la lucha, no haya tirado la toalla y esté dispuesto a llegar a soluciones extremas si estas fueran necesarias.

Lo que no tiene solución es la ya histórica incontinencia verborreica del vicepresidente Elías Bendodo que, con la agudeza mental de la que hace gala, acusa al Gobierno de estar más en el indulto a los independentistas que en preocuparse por la pandemia. Bendodo, como su jefe supremo, Pablo Casado, ha cogido el toro por los cuernos sabiendo como saben que el indulto es un derecho constitucional, que se otorga o no, y que nadie en el Gobierno de Sánchez ha hablado de amnistía.

P.D.- (1) Felipe Sicilia, diputado socialista por Jaén, buen dominador de la palabra y los conceptos, aspira a sustituir a Susana Díaz al frente del PSOE andaluz. Castillo de naipes. Le falta, en partida de póker, el comodín. Pero es saludable poder escoger. Osadía, virtud de Sicilia.

(2) ¿Cuál es el futuro político, el económico lo tiene resuelto, del hombre fuerte del PP Gabriel Amat al que acusan de corrupto y alimentar las cuentas en B del PP andaluz? Dicen que a Moreno Bonilla no le temblará el pulso para ponerlo de patitas en la calle. Veremos.