Por qué las galletitas saladas de los aperitivos tienen forma de pez? Ni idea. ¡Hay tantas cosas que no sabemos y tantas que hemos olvidado! Si sumas las unas a las otras, te quedas absurdo. Hay novelas que fueron importantísimas en mi biografía lectora cuyo argumento no recuerdo o recuerdo a medias. Se me ocurren estas naderías mientras me tomo un vino blanco acompañado de galletitas con forma de pececitos salados. Seguramente, es un modo de no pensar en nada. Un modo, quizá, de ser pensado. Las ideas atraviesan mi cabeza como los pájaros el aire. Van y vienen, algunas -las obsesivas- se quedan un rato, amenazándome. A las ideas obsesivas podríamos llamarlas también ideas recurrentes porque se manifiestan de manera periódica. ¿Qué será este dolor del costado? ¿Por qué la manzana de la tarde me sabe desde algún tiempo a electricidad? ¿Cuándo cogeré el primer catarro del otoño?

Inauguro la caída de la hoja con un resfriado. Unos años llega a mediados de septiembre y otros a primeros de octubre. Yo prefiero pasarlo cuanto antes del mismo modo que prefiero fregar los cacharros nada más comer que dejarlos en la pila hasta la noche. A la noche me da pereza ponerme a ello. A primeros de octubre me da pereza acatarrarme porque en ese mes tengo más compromisos que en septiembre. De modo que el catarro es una de esas ideas obsesivas que no me dejan vivir hasta que se produce. Cuando llega, respiro aliviado. Lo importante es que no se quede porque hay otoños que dura más de lo habitual. Lo combato con equinácea. Es lo que pienso ahora, mientras me llevo otro pececito salado a la boca: que debería comprar ya la equinácea y empezar a tomarla, por si acaso.

El catarro de este año tendrá una particularidad incómoda, pues dudaré acerca de si es el de siempre o el que acompaña a la Covid-19. En los colegios avisan a los padres de que, si los niños tienen mocos, no los lleven al cole. Pero los niños tienen mocos siempre. Todo son dudas, incertidumbres, fluctuaciones del estado de ánimo. Le pregunto a mi mujer por qué las galletitas saladas tienen forma de pez y hace un gesto con el que viene a decir que qué más da.

-Por algo será -me empeño yo.