Lunes. Cruzo un buen trozo de ciudad a pie. Son las diez de la mañana y he quedado a tomar café con un político. Me cae bien. Yo lo había citado en el Central, que como su nombre indica es céntrico y central, ves pasar a mucha gente. Buena vista, mesas muy separaditas aunque servicio algo lentorro. Pero me llama cinco minutos antes de la cita y me emplaza a ir otro sitio. Que, en efecto, está algo escondido. Antes de llegar a la cita veo a Luis Merino, abogado y exalcalde de Málaga, sentado en una cafetería ¿Conservará alguien todavía un llavero o mechero de la UCD ? Este hombre no envejece y yo que me alegro. Va vestido como de estar con clientes, pero yo diría que se bate en franca y amena tertulia matinal, tal vez comentando los disgustos que nos da Cataluña, la situación del Real Madrid o lo sucia que está Málaga. A mediodía entro en el programa de León Gross en Canal Sur, donde también actúan hoy Daniel Celá y Javier Caraballo y Sandrine Morel, que nos ilustra sobre la situación en Francia. Recuerdo haber dicho que España tendría que tener un Ministerio de Turismo, que nunca ha tenido uno, que al turismo se le ha menospreciado un poco. Me preguntan por el tuit contra el Rey de Alberto Garzón, «tú que lo conoces». En efecto, lo conozco y no sé si darle un palo o darle la razón, si ponerme estupendo, solemne o banal. Es decir, que me lío a hablar y en conjunto queda claro que no voy a rasgarme las vestiduras (se me vería la barriga) por el hecho de que alguien se meta con el monarca, siendo ese alguien comunista. O sea, es coherente. Otra cosa es que sea oportuno o provocador. Se me ocurre una aforismo: si siempre eres coherente, alguna vez serás inoportuno. Un aforismo al que hay que darle alguna vueltecita, sí.

Martes. Me produce mucha felicidad tener en mis manos La vida en trámites, libro de poesía editado por la EMT, de Amaya Martínez Morales. Recojo de buena mañana un ejemplar y lo guardo en un bolsillo. Llevo estos versos en el equipaje de la admiración y una brisa que se entrecuela por ficus centenarios parece saludar mi alegría. La portada, como en todos los volúmenes de la colección (el primero de este año era del admirado y querido Pablo Aranda) es un dibujo de Rafael Pérez Estrada, que tal vez si contemplara esta mañana otoñal vería ángeles revoloteando tratando de saludar al otoño.

Miércoles. El afán del día es que los de Amazon traigan una blade. Otra. Creo que tenemos 34. Sí, una suerte de peonzas sofisticadas que hay que lanzar para que choquen entre ellas. Gana aquel al que su blade aguante girando más. Tienen una estética como de cómic japo. O de arma futurista. «Papá, te voy a machacar». No veo mejor manera de emplear la tarde. Me machaca. Por la noche, Patria. Primer capítulo. La serie altera el orden de los hechos respecto a la novela de Fernando Aramburu, una monumental crónica conmovedora y bien escrita sin estúpidas equidistancias pero con todos los puntos de vista. Esa lluvia, esos silencios. La serie promete ser un poco más convencional de lo esperado. Irureta, magnífica.

Jueves. Me entero de que existe la palabra «almocafre». Joder qué chulada.

Viernes. La Térmica. Exposición fotográfica 'Hiroshima y Nagasaki: cultura de paz', una muestra de 45 imágenes de la fotógrafa Toñi Guerrero. Se la recomiendo. Arte, periodismo, testimonio, sentimiento. Son las miradas y rostros de los hibakusha (supervivientes de las bombas atómicas) y también de familiares. Toñi y Agustín Rivera, comisario de la muestra, viajaron a Japón e hicieron un concienzudo trabajo (Rivera prepara un libro, Rivera siempre prepara cosas) fotografiando y entrevistando, excepcional. Salgo a la calle. La noche tiene un aroma como de aquellos tiempos en los que todo cerraba a las cinco de la mañana.