En el Astoria se hará lo que De la Torre quiera. Al tiempo. Ciudadanos, PSOE y Adelante Málaga prefieren que la plaza quede libre y diáfana y que se trabaje más en ver qué valor tienen los restos arqueológicos. No tienen nada que hacer. Como en los terrenos de Repsol, como en tantas ocasiones. Le pone muy políticamente cachondo que todos se le opongan. No es ni probable que haga mella en su ánimo el manifiesto contra la construcción en el Astoria firmado por una larga lista de gente interesante, culta y de prestigio.

El alcalde, a no ser que le venza el tiempo, mareará, empleará toda su tenacidad, dirá que sí pero no y no pero sí y plantará un edificiaco (la tal construcción puede que sea hasta más fea que el neo palabro) con su anfiteatro en el subsuelo a muchos metros de profundidad. A tomar viento a la farola los señores, trescientos, de la toma de Málaga y la necrópolis romana y todos sus muertos, valga la redundancia.

Las arqueólogas que dirigen las excavaciones ya han avisado de que puede seguir excavándose unos metros más, que puede haber debajo algo más. No hay interés del regidor. Que no, que no afecta al proyecto municipal, dice el alcalde, tocado con un protector y elegante sombrero, que junto a la mascarilla le hacen tener más autoridad aún, aunque ha de tener cuidado porque en alguna sobreactuación vestido de tal guisa y dando órdenes parece un ricachón caribeño pastoreándonos en su hacienda.

Luego está la derivada política. Ciudadanos, es decir, Noelia Losada, le ha dicho al alcalde que no es partidaria de que se construya en ese solar. El alcalde nunca la ha escuchado mucho, eso que se pierde, pero Losada parece que por primera vez es capaz de expresar una discrepancia de manera enérgica con quien la cree una más de sus filas. Hora era. Cada vez que Ciudadanos hace algo poco previsible sube en las encuestas. Esta frase vale para Madrid, Málaga o Eritrea. Losada, Ciudadanos, tiene una oportunidad de oro para no parecer el mayordomo dócil (del que ni siquiera sospechamos que pueda ser el asesino) del Partido Popular local, haciéndole de paso un favor a la ciudad y a su legado y pasado, que bastante tropelía fue ya enterrar por la cara los restos de la avenida de Andalucía.