«Sí, ahora se pone... Ministra, ¿dónde te has metido que no te vemos? ¿Te pasa algo? Venga, que están tus socios de Gobierno con el asunto este del presupuesto que nos tienen contentos. Nadia, quiero hablar contigo. Estamos escuchando unas cosas que más de uno va a salir corriendo del país, o de lo que quede de él. Te necesitamos de nuevo. O sales tú o cojo el AVE para Madrid y te saco yo. Eso sí, lo haría en clase Turista antes de que parte de tu Ejecutivo se cargue esta categoría. Te llevo vino dulce de Málaga, si no me lo he bebido antes por el camino. A veces, uno bebe para olvidar».

La superministra ha salido del confinamiento con un PCR negativo. La primera batalla contra el pangolín chino se saldó con una Nadia Calviño investida como nueva lideresa del Gobierno de la nación. El magisterio calmo y macanudo de Nadia han bastado para sofocar durante el confinamiento varios incendios acaecidos en España, frenar las propuestas antieconómicas de sus socios de Gobierno (amenazas de dimisión incluidas) y apaciguar a los mercados. Aquellas tensiones padecidas por las peticiones de inminentes subidas de impuestos y de las (anti)reformas laborales fueron momentáneamente neutralizadas desde su ministerio. Aunque parece que su Kriptonita se agota. Nigel Lawson, ministro de Hacienda en la época Thatcher, decía que el gasto público disfrazado de subida de impuestos es poco más que «sudor frío disfrazado de valor». No es el momento de subir impuestos y Nadia lo sabe.

Pese a ello, todo hace indicar que finalmente terminarán de imponerse los intereses políticos a los económicos. El reciente globo sonda del acuerdo alcanzado por el presidente Sánchez con su vicepresidente ‘morado’ de elevar la tributación de los tramos altos en Renta y Patrimonio no resuelve nada, ya que el efecto recaudación sería poco significativo; no así el efecto huida de capitales, riqueza y talento de personas que ya empiezan a cansarse de los continuos golpes en el bolsillo. Por otro lado, esperemos que el atentado a la iniciativa privada que aun estudia este Gobierno fracase. El golpe proyectado a la sanidad y a la educación privada con la implantación del IVA (pasaría del 0 al 21%) puede provocar un desplazamiento de lo privado a lo público, ya que algunos ciudadanos no podrán y otros no querrán asumir los nuevos precios del servicio. Además, el saldo neto entre la recaudación por IVA y el nuevo gasto con el que se encontraría el Gobierno con esta medida podría ser residual. En definitiva, otro ataque a sectores dinamizadores y necesarios para nuestro estado del bienestar con el que probablemente el Estado no consiga la recaudación esperada. Un comité de expertos propondrá la denominada ‘modernización del sistema fiscal’. Empiezo a temblar.

Y mientras, tensiones por aquí, golpes por allá y la economía sigue sufriendo. Aun así, es cierto que la estrepitosa caída de los parámetros económicos que ha sufrido España no le hace justicia a la labor realizada por la gallega. Además, la altanería y la desunión proyectada hacia el exterior por este levantisco Ejecutivo han fulminado a una Nadia europea que contaba con todas las papeletas para hacerse con el Eurogrupo. Finalmente, el castigo al ‘Club del Déficit’ le dio las llaves a un irlandés que actualmente en materia fiscal hace lo contrario de lo que pretende Europa, y Alemania avisa. Así que la representante de la moderación y del sentido común en este Gobierno de coalición ha naufragado ante ‘la nueva normalidad’ instaurada desde hace un tiempo en nuestro país: la crispación.

La siempre difícil cartera de economía se ha vuelto a reivindicar. Mover todas las piezas del ajedrez sin tablero y solo con peones (sin el total apoyo del rey y la reina) no es nada fácil. A pesar de ello, Nadia sobrevive y afronta el impacto de esta segunda ola con muchos deberes aún sobre la mesa. Con todo, algunos han proseado a la exjefa de presupuestos de la Unión Europea como la sepulturera cum laude de este país, otros la han considerado la única esperanza y otros simplemente han llamado la atención de alguien que convence en todas las direcciones. Su discurso tranquilo ha hipnotizado al progresismo. No así a los liberales, pese a que su destreza técnica le permita convencer en casi todos los foros a los que acude. La Patronal la quiere a ella en la mesa de negociación. Ahora, la ortodoxia europea que se avecina acerca a la ministra a los principales partidos de la oposición (mal que le pese a alguno), alejándola de sus propios colegas de Gobierno. Lo sabe Casado, lo sabe Arrimadas y lo sabe hasta Iglesias. Ahora o nunca. Margaret Thatcher decía que el consenso es el proceso de abandono de toda creencia, principio y valor en busca de algo en lo que nadie cree, pero a lo que nadie pone objeciones. Es el momento por tanto de no poner objeciones, solo y exclusivamente por responsabilidad hacia nuestras futuras generaciones.

De vuelta al presente, el dragón de varias cabezas en el que se ha convertido este Ejecutivo para dominar la pose de los acuerdos y ganar rédito electoral está quemando el presupuesto con alientos de fuego y eso que no se conoce su nacimiento. Por lo que esperemos que, primero nazca, y segundo que no se muera calcinado. Y en esas, no queremos a ningún socio de Gobierno pactando con minoritarios si ello conlleva someter a una buena parte del país. Necesitamos cerrar acuerdos con los partidos que representan a la mayoría de los españoles y eso, por lo visto hasta el momento, solo puede hacerlo una persona (si le dejan). Si el presupuesto pudiera hablar elegiría portavocía ‘made in Galicia’, así que la superministra debe escuchar los susurros del presupuesto, sentar a unos y a otros y abrochar un gran pacto de Estado. Thatcher decía que «a profundas causas, profundos remedios». ¿Acaso no hay nadie capaz de hacerlo en este Gobierno? Nadie no, está Nadia. Por eso, les pedimos al resto del Ejecutivo que echen un pie al lado y dejen paso. Aprovechen para pasar unos días de asueto por España. Nuestra demanda agregada lo agradecerá.

Mientras tanto, el capricho del destino os confiere a todos una nueva oportunidad. Debemos cerrar ese presupuesto con el mayor consenso posible. Por primera vez autorizamos a nuestros políticos a desobedecer las medidas sanitarias. Les rogamos que no guarden la distancia de seguridad y se estrechen la mano, solo por esta vez. + Responsabilidad = + Economía.

*Sánchez es profesor de Finanzas de la Universidad de Málaga