El tremendismo político y mediático inunda la vida pública española. Se ha demonizado tanto al Gobierno, y dentro de él a Podemos, que cualquier cambio en alguna regla de juego se pinta como cambio de régimen. La oposición del PP a que la actual correlación de fuerzas políticas tuviera algún reflejo en la renovación del Consejo del Poder Judicial, bloqueándola, creó una situación insostenible. Ahora bien, la respuesta de los partidos en el Gobierno, al dinamitar la mayoría reforzada, resulta por completo inaceptable. Se mire como se mire, el cambio incrementará la influencia de los partidos que sean gobierno en las decisiones del Consejo, y mermará su pluralismo. El equilibrio de poderes en que descansa el sistema se habrá inclinado unos grados a favor del ejecutivo, y el contrapeso judicial pesará menos. El sistema seguirá en pié, pero habremos dado un paso en la mala dirección.