España en caída libre', por Enrique Stuyck Romá

De cumplirse todos los vaticinios del Fondo Monetario Internacional sobre la economía española, el panorama se presenta muy sombrío para los próximos años. Es descorazonador que nuestro país que era considerado hasta hace relativamente poco tiempo como un ejemplo de progreso y de bienestar, haya caído estrepitosamente en el análisis y la opinión de las altas Instituciones Económicas mundiales. Parece ser que, a pesar los estragos del coronavirus, según las estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) la mayoría de los países van a mejorar sus previsiones para este año, con la excepción de España, que sufrirá la mayor caída (12,8%) de las grandes economías. El déficit de nuestro Producto Interior Bruto será del 14.1%, el mayor registrado en España desde la guerra civil, con una deuda al 123% del PIB, la más elevada en un siglo y una de las mayores del mundo. Todos estos indicadores solo presagian tempestades y negros nubarrones para un futuro cuyo horizonte, según los expertos, no se va a despejar hasta 2026. Es evidente que la pandemia está resultando extremadamente perjudicial tanto para la salud como para la economía, pero no es razón que justifique los pronósticos del FMI, que son muy preocupantes, y que deben ser producto de una desastrosa política a todos los niveles. Si no fuera así, resultaría difícil de entender.