Paseo por la calle Larios y veo las luces de Navidad. Las veo incluso aunque estén apagadas. No es que tenga superpoderes es que las luces son en realidad una bóveda, que es lo que atisbo, llena de bombillas. Las luces de Málaga no se encienden y se apagan. Se colocan y se pagan. Se usen o no. La autoridad municipal afirma que no se va a incitar a las aglomeraciones pero ayer ya había más gente de lo normal para ver las no luces o la bóveda. La bóveda te emboba y por eso, embobados aunque no embovedados, grupitos de transeúntes se quedaban sin transitar, o sea, se paraban. Un viandante que se para es un viandante que ya no puede contarse en las estadísticas de viandante hasta que se ponga de nuevo en marcha, o sea, hasta que dé unos pasos de nuevo.

Vendrá un meteorito y arrasará Málaga y no quedará nadie y habrá luces de Navidad. Leo que un concejal proclama que a diferencia del año pasado, este «pasaremos un poco de hacer un llamamiento a que la gente venga». Pasaremos un poco. Un ya si eso. «Pasaremos un poco», o sea, no pasarán del todo. «Nos hemos pasado celebrando las no ferias», proclamaba con razón un consejero de la Junta el miércoles. Las no luces ya atraen a la gente. No estamos aquí por un tristerío de ciudad pero sí habrá que preguntarse si estamos haciendo lo correcto. Mil cordones led de doce metros. Familias que dan una vueltecita. Puede haber confinamientos. Nos cogerá iluminados. Supongo también que hay un contrato que cumplir. Un señor me pregunta que a qué hora se encienden. Cuando le digo que seguramente el primer viernes de diciembre o el último de noviembre me mira con cara de extrañeza y seguramente se va con el concepto de que en Málaga somos muy previsores. Yo no tenía previsto que este señor saliera en la columna, pero el texto está vivo y se me meten cosas. Ya puestos podría meterse un simpático rentista que me invitara a un vermú o una lectora de mis libros que me piropeara espontáneamente, pero ahora lo que veo son oficinistas, jubilados, algún turista y un lotero que la verdad, para dar más realce a este artículo debería ofrecerme Lotería de Navidad. Sin embargo me pide fuego. No hay lumbre en una calle tan luminosa. Pero iluminada por la luz de una mañana otoñal de buena temperatura y escasas nubes. Incluso con el cielo semitapado por una bóveda.