Acaba de salir un libro en el que se indaga sobre las víctimas de Jack el Destripador. Al fin alguien habla de otra cosa. Tal vez la mejor manera de espantar al virus y huir del ruido político, y del miedo, sea esa: encerrarse a investigar algo fascinante. Viejos misterios para tiempos nuevos. En una biblioteca, o en casa, bebiendo té, investigando y escribiendo, estás a salvo de contagios e incluso puedes ganar dinero. Hallie Rubenhold se llama la autora de 'Las cinco mujeres'. Contra lo que dicta el tópico, solo una era prostituta. Los tópicos es que son así. Muy mandones. Se ponen a dictar cosas y no se cansan. Toda la vida llevan manando. Hay tópicos que sobreviven desde la antigüedad o la edad media. Hay quien desayuna clichés y se va a trabajar ya alimentado para todo el día.

Miren a Ayuso, periodista de formación, ay, y sin embargo, poseída por uno de esos lugares comunes: los andaluces subvencionados. A Ayuso la podríamos encerrar. En una biblioteca y hasta que no aprendiera algo no dejarla salir. Por aprender tendría incluso que aprender a desobedecer a Miguel Ángel Rodríguez, que todavía no se ha repuesto de un éxito: inventar lo de «Váyase señor González», pronúnciese, «yase, ñor zalez». Pero estamos en el reino de los asesores. Iván Redondo, por ejemplo, principal consejero de Sánchez, poderoso jefe de gabinete. Cualquier cosa que haga Sánchez se le atribuye a Redondo. Ahí va, mira, Sánchez se ha metido el dedo en la nariz, uy, uy, eso es una estrategia de Redondo. O sea, un lugar común que se esparce por los medios y que luego los medios repiten y mucha gente acaba 'comprando'. Cualquier día despiden a Redondo y cuatro años después alguien va y escribe que la estrategia de Sánchez está dictada por Redondo. Hace falta tenerlos cuadrados. Acaba de publicarse un libro sobre Jack el Destripador y eso nos lleva a romper, destripar, claro, los cauces habituales de la actualidad, que está monotemática, vírica y guerracivilista. Cualquier día se destripan en el Congreso. Ayer sin ir más lejos en la Asamblea de Madrid, una diputada de Más Madrid (ejerronismo) hizo gestos con la mano a alguien del PP como disparándole. La vimos explicarse en el programa de Risto Mejide en Cuatro y se nos esfumó el cliché: no es que sea violenta e intolerante es que es tendente a la simpleza argumental. Tal vez una destripaterrones que ha encontrado un medio de vida en la política. Tuvo sus cinco minutos de gloria. Está mal asesorada.