El interior de la provincia se abarrota cada fin de semana. Cosas de la pandemia. Ha hecho más contra la despoblación rural este tercer coronavirus del siglo XXI que todas esas campañas juntas dirigidas a revitalizar la España vaciada, por buscar algo positivo entre tanta penuria sanitaria y económica.

En busca de esos territorios aún libres de contagios, entre los que figuran casi una docena de pueblos malagueños, madrugamos los domingos mochila al hombro y, en mente, esas ansias de respirar de una vez a pleno pulmón. Al menos una vez en la vida deberíamos armarnos de espíritu montañero. Y que nos venga por encima de modas o circunstancias coyunturales. Observamos por lo general más running urbano que trekking frente al sedentarismo galopante que también agota camas para cuidados intensivos.

Entre los hábitos saludables que he traído aquí otros lunes, como disciplinas deportivas alternativas a esos esfuerzos superlativos de domingo (tras seis días sin mover siquiera un músculo), agreguemos a esa media hora diaria de caminata alguna que otra ruta senderista para disfrutar a pie nuestros inigualables parajes naturales.

Atesora nuestro territorio numerosas vías de fácil acceso, coronadas por cumbres ciertamente bellas desde las que redescubrir, a vista de pájaro, nuestra geografía más próxima. Ese azul del Mediterráneo, montañas del Atlas marroquí, del Campo del Gibraltar o de Sierra Nevada, o bien mucho más cerca, pueblos que tiñen de blanco esas comarcas del interior que casi mantienen perpetuo el cartel de «no hay habitaciones disponibles».

Hoy no es un día cualquiera para quienes gustamos de transitar esta Málaga infinita por tierra, mar y aire. Porque esta mañana se inaugura un nuevo «Caminito», esta vez en el paraje axárquico de El Saltillo, en pleno Parque Natural de las Sierras Tejeda, Almijara y Alhama, y dentro de la ruta que conecta las localidades de Canillas de Aceituno y Sedella.

En las mismas faldas de La Maroma, donde se hallan las cotas más elevadas de la provincia (por encima de los 2.000 metros de altitud), los amantes del senderismo vamos a poder desafiar desde esta semana al vértigo. Un nuevo puente colgante de más de 50 metros de longitud y a no menos de cinco metros de altura sobre el cauce del río Almanchares se convertirá en otro reclamo de primer orden para la Gran Senda de Málaga.

Si el renovado Caminito del Rey ya ha atraído a millones de visitantes hasta el Desfiladero de los Gaitanes, este otro proyecto de interés medioambiental y turístico de la Diputación seguro que descubre la Axarquía más auténtica a aventureros venidos desde todos los rincones del planeta. Porque si algo nos ha enseñado esta crisis humanitaria es que tenemos que seguir tendiendo puentes, en vez de separar nuestros caminos de manera egoísta.

La enfermedad que no deja de azotarnos ha sacado lo mejor y lo peor de la especie humana: solidaridad y cooperación frente a vomitivos discursos públicos. Que estas sendas que conectan Málaga y que han crecido con unos y otros gobiernos provinciales sean ejemplo de lo primero.