¡Ustedes mandan, pero no saben!

El grito que encabeza estas líneas ha sido lanzado al aire, no sin virulencia, para que lleguen allí donde pueda surtir efectos, a saber en los organismos y sedes de los políticos que nos comandan. Para que allí retumbe y no puedan hacerse oídos sordos. Más de medio centenar de sociedades científicas, que cuentan entre sus filas a nada menos que 170.000 sanitarios afiliados, han alzado la voz para un mensaje con el que se aspira a remover conciencias sobre el candente problema de salud que sobrevuela sobre nuestras cabezas.

No podemos por menos que mirar con estupor el avance de la pandemia, imparable por el momento, y el colosal alcance de la lista de los que sucumben ante su acoso despiadado, ya enfermando, ya encontrando la muerte sin remedio. De esta catastrófica situación que nos asola es presumible que se piense que los políticos que nos rigen no son del todo inocentes al no saber coger el rábano por las hojas en estos momentos difíciles por los que atraviesa el país. Hablamos, por supuesto, no de su mala fe, sino de una aparente incompetencia y ausencia del buen hacer al respecto. Algo que nos lleva a pensar y temer que, a la vista de lo que venía ocurriendo allende nuestras fronteras allá por los tiempos de la primavera, caso de Italia, no se pusieran los medios para atajar el maremoto que muy bien podría -como así ocurrió- asolar nuestro país.

Ante esta situación catastrófica no tiene uno por menos pensar en aquella drástica afirmación de Ortega y Gasset referida a los titubeantes pasos de los inicios de la II República, y en concreto a quienes eran sus benefactores. Concluía su retórica con el «No es esto, no es esto...», conclusión de un discurso en Madrid en los aledaños de 1932, dando por hecho su rechazo al movimiento político que la sustentaba. Negativa que vendría a cuento en razón de una drástica afirmación de alrededor de una cincuentena de sociedades científicas, meollo de la inteligencia médica del país, negando las directrices emanadas de los dirigentes políticos del país, aquí y ahora, ante el tratamiento de la pandemia que nos asola.

Una inquisitiva pregunta campea sobre el españolito medio que no sabe a ciencia cierta el porqué de la anómala situación que campea a placer por España. No sabe el porqué de este flagelo que golpea al país pero que no pueden o no quieren contestar aquellos que llevan sus riendas, ya sea en la política o en la sanidad. Impera la descalificación del contrario pero brillan por su ausencia medidas que vengan a paliar la desastrosa situación que atravesamos. Algo que los que ejercen como oficio la sanidad no puede por menos que soliviantarlos y que les lleva a poner en tela de juicio la gestión llevada a cabo por los políticos del país ante una drástica situación en las que no van más allá de dar palos de ciego para afrontarla y ponerle eficaz coto.

Los sanitarios no pueden por menos que expresar su descontento ante la situación que les ha tocado vivir: cuidar a la ciudadanía infectada y hacerlo con tesón y eficacia como se está viendo cada día. Están en su derecho de proclamar su descontento contra las élites del poder que no gestionan como es debido su quehacer en la pandemia. El grito estentóreo «¡Ustedes mandan, pero no saben!» se nos antoja una expresión tan cierta como lógica y oportuna.

José BecerraMálaga