El de la 'Totentanz' o 'Danza de la muerte' es un tema iconográfico que gozó de singular popularidad en la Baja Edad Media, época convulsa que estuvo marcada por el impacto de la epidemia de peste negra que asoló Europa durante el siglo XIV. Su manifestación artística más común, circunscrita de forma casi exclusiva al ámbito cultural germánico, se da en la forma de friso pintado sobre los paramentos de las iglesias, que en algunos casos alcanza decenas de metros de desarrollo. En ellos se muestra un amplio repertorio de alegres danzantes alternados con esqueletos que representan a la muerte, la cual se introduce así inadvertidamente entre los despreocupados personajes que, con sus mejores galas y mostrando los atributos de su poder, permanecen ajenos a la inminente tragedia. La Muerte aparece así como la gran niveladora, que requiere a todos con independencia de su condición, y ante la cual aquellos que se consideran invulnerables aparecen particularmente desvalidos. Como 'El papa', bajo el que aparece esta inscripción: «Tú que te crees inmortal / pronto serás tomado por la muerte, / y aunque seas Sumo Sacerdote / otro ha de tener tu Episcopado». O 'El rico', cuya imagen está acompañada de estas estrofas: «Esta noche te tomará la muerte / y mañana serás enterrado. / Dime, loco, ¿Para quién será / la fortuna que has acumulado?». Alguaciles, jueces, nobles y soldados integran también el singular y macabro cortejo, que hasta hace bien poco nos parecía un testimonio de un pasado oscuro y remoto.

¿Habrá algún artista actual revisitando el tema de la 'Totentanz'? Inspiración no le va a faltar, desde luego: hay un nutrido grupo de personas influyentes con una temeraria creencia en su propia invulnerabilidad que estarían dispuestos a servirle de modelo.