'El capitán asusta a los viajeros', por Martín Sagrera Capdevila

En este tramo de nuestra existencia, viajamos en un gran barco a vela, como los de no hace tanto, en una travesía transoceánica. Una tan imprevisible como gigantesca tempestad ha hecho ya caer al mar a no pocos, hiriendo a muchos otros. Los supervivientes a sus primeras oleadas nos hemos refugiado en el interior e incluso en nuestras estrechas cabinas, para evitar mayores males y facilitar la tarea de la tripulación. Pero una parte de la marinería, partidaria e incluso cómplice del anterior capitán, recién destituido por corrupción, quiere aprovechar la tormenta para apoderarse de la nave y hacerla descaradamente pirata, por lo que propaga rumores de que el nuevo capitán es un incapaz que nos hará naufragar y morir a todos.

El capitán, preocupado al máximo por salvar al resto del barco, desdeña esas patrañas e incluso, dadas las circunstancias, da órdenes más severas y urgentes que, mal explicadas, son aprovechadas por que preparan el motín para que cada vez haya viajeros enloquecidos que les apoyen. Sobre todo ahora, cuando el capitán ha anunciado un largo confinamiento si persiste la tormenta, sin insistir en que eso se lo han exigido casi todos sus adjuntos, que se encargarán de suavizar el confinamiento en las zonas más seguras y que se estudian medidas para suavizarlo en otras. ¿Es esto lo que le dicta su consejero, su «gurú», que hasta hace muy poco trabajaba para el capitán destituido?