Como si no tuviéramos bastante con un virus en formato de pandemia que nos acorrala desde marzo y nos asfixia cada vez más, sin darnos apenas tregua, como si no fuera suficiente que no tengamos todavía vacuna, ni medidas tan eficientes que eviten más contagios y más ingresos y más muertes, como si no valiera con que en este país no haya forma de ponerse de acuerdo en una situación tan crítica en la que no hacerlo se paga caro, con la misma vida, como si no estuviéramos ya hartos de la poca altura política y la bajeza de politicuchos, como si no estuviera ya la gente al límite con tantas trabajos que se han perdido, con tantos ERTES prolongados, con tantas ayudas que no llegan, con tantas medidas que no dan la talla, como si todo esto no bastara ni fuera suficiente, ahora tenemos que aguantar además a una pandilla de zombis mentales que aprovecharon la noche de halloween para salir tal cual sin disfraz y sin necesitarlo, rompiéndolo todo en varias ciudades españolas camuflando sus intenciones de caos en simuladas protestas contra el estado de alarma. Y es que a esos nada les alarma, ni los contagios, ni las camas ocupadas en hospitales, ni los cientos de muertes diarias sólo en España. ¿Negacionistas?,no.

De todo lo que ha pasado hasta ahora nadie tiene la culpa directa, hay errores cometidos por unos, imprudencias de otros, medidas que se quedan cortas, declaraciones que sobran, pero todo tiene raíz en un problema que nos sobrepasa y que se gestiona inevitablemente mal. Sin embargo, que algunos quieran provocar más caos y más problemas, como los que salieron el pasado sábado y los que los aúpan, que algunos quieran que todo vaya aún peor y echar en cánticos la culpa y aprovechar la desgracia colectiva para machacar al que odian, es sin duda mezquino y radicalmente nos sobra.