'El virus de la violencia', por Pablo D. Escolar

No es preciso esforzarse mucho para explicar la incapacidad y desidia de nuestro gobierno en gestionar el coronavirus, liberarnos a los españoles de sus mortíferos efectos e intentar que nuestro País no sea el número uno de sus nefastos efectos. Pero eso no justifica la violencia desatada por unos irresponsables que quieren multiplicar las fatídicas consecuencias del mismo, destruyendo mobiliario, establecimientos, entidades y lo que se encuentran a su paso, todo ello que nos cuesta nuestro dinero al resto de ciudadanos.

¿Alguno de estos niñatos insensatos sabe por qué protestaba? Seguramente muchos no. Son fieles seguidores de Pablo Iglesias y a ellos se han unido algunos más del PSOE de Sánchez. El perfil del antisistema contratado para estos actos es: borrego seguidor de la ultraizquierda que nos gobierna; en ocasiones ni siquiera tiene simpatías políticas, pues son profesionales de los altercados; algunos extranjeros. Se introducen como mecha explosiva en manifestaciones pacíficas de otras ideologías, para calentar el ambiente y provocar los disturbios. Hemos podido comprobar este extremo en Barcelona, dónde el propio Pablo Iglesias (que le deben emocionar estas salvajadas) se ha apresurado a afirmar que eran los de VOX, lo cual nos permite confirmar que no, más bien son los profesionales infiltrados para la revuelta.

La actitud del inane Sánchez es similar a la de un "tirano en prácticas", como le califica Abascal. Con una indecisión superlativa se lava las manos, pero nos impone un estado de excepción que le permite actuar sin dar explicaciones, aunque si no marchan bien los recursos aplicados, tiene la facultad de culpar a las Autonomías. Pese a todo, la violencia de la ultraizquierda no tiene justificación alguna. Si quieres protestar -estás en tu derecho- hazlo de forma pacífica y con arreglo a la ley.