No me lo creía. He tardado unos segundos en reaccionar. Me escribe José María Torrijos, el padre agustino que fuera director del Colegio Mayor Elías Ahúja durante los últimos años de mi etapa universitaria para decirme que ha muerto un antiguo compañero del colegio: Teodoro Álvarez Fadón, por Covid-19.

Le respondo en un primer momento pero le llamo rápidamente. El whatsapp me parece muy frío. ¿Qué ha pasado José María? Acabo de enterarme, me dice. Lo han comunicado en un chat de antiguos alumnos. No sé más. Los pelos de punta, las lágrimas a flor de piel. De repente su imagen en mi cabeza, lejana, muy lejana. Habíamos perdido el contacto, pero de aquellos años viene a mi recuerdo su sonrisa, seguro que contando alguno de esos chistes que siempre tenía a mano.

Con la emoción contenida, Torrijos me comenta que una vez Teo le acompañó a recoger la becas que la hermana Cándida confeccionaba para entregarlas a los colegiales que culminaban sus estudios. "Desde entonces, todos los años me preguntaba por Teodorín. Era una persona tan buena que iba dejando huella allí por dónde pasaba y la hermana Cándida siempre me preguntaba por él".

Se lo comento a mi amigo y compañero de fatigas en La Opinión de Málaga, y antiguo colegial también del Elías Ahúja, Alfonso Vázquez. Un mazazo, no queremos creerlo. "Recuerdo lo bien que tocaba el piano", me comenta Alfonso, "incluso le vi una vez tocar un clavicordio. ¡Qué rabia!".

Empezamos a tirar de agenda para comunicarlo a antiguos compañeros universitarios y conocer las circunstancias de la marcha de Teo.

La aldea global nos permite localizar su pista. Demasiadas redes sociales como para no dejar huella. A través de Twitter me entero de que Teo es director de Diseño de Ferrovial Agroman UK desde Febrero de 2008, actividad que compagina desde marzo de 2014 con la de Head of Innovation de Ferrovial Agroman. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en actividades relacionadas con la gestión del diseño y obras el entorno aeronáutico y aeroportuario, entre las que figuran la Terminal 2 en el Aeropuerto de Heathrow, de la que ha sido Design Director. Ese proyecto le catapultó para dirigir otros retos de la ingeniería aeronáutica por todo el mundo.

A través de Linkedin localizo a otro colegial malagueño de su quinta, casado con una prima de Teo: Andrés Pérez Ruiz. "Él influyó en que Mamen y yo nos viniéramos a vivir a Londres. Nos animó a dar el salto y nos ayudó a establecernos aquí". Andrés apenas puede hablar. Ha perdido mucho más que a un gran amigo. "Fíjate si éramos amigos que era el padrino de mi hijo mayor y como si lo fuera también del pequeño", me comenta Andrés, que dirige actualmente The University of Law Business School en Londres.

"Coincidimos varios años aquí hasta que terminó el proyecto de Heathrow y Ferrovial lo reclamó de vuelta a Madrid para dirigir proyectos por todo el mundo. Tenía su base de operaciones en Madrid, pero estaba constantemente viajando".

En el corazón de Madrid deja Teo al amor de su vida: Elena Mayoral, alumna de otro colegio mayor cercano de la ciudad universitaria, el Mara, y también estudiante de ingeniería aeronáutica, de quien se enamoró nada más conocerla y con quien emprendería la aventura de vivir una vida en común.

No había distancia entre ellos. Ella trabaja en Aena y ha sido directora de aeropuertos como el de Ibiza, y hasta hace poco directora del aeropuerto de Barajas. "Los aviones no tenían secretos para ellos y, si no era él, era ella quien cogía un avión a cualquier parte del mundo para estar juntos", comenta Andrés desolado.

Andy me cuenta que Teo ha estado luchando algo más de un mes contra el Covid en un hospital. A pesar de su estado, se comunicaba con el exterior. Incluso sus amigos más allegados le emplazaron a tomar unas cervezas a través de un chat de antiguos alumnos cuando saliera del hospital. "Contad conmigo", les escribió Teo, cuenta Andy con la voz entrecortada.

Me despido de Andrés con la promesa de vernos cuando pueda volver a Málaga para ver a su madre y sigo buscando detalles de la vida de Teo en la red porque el dolor no me deja contactar con más compañeros de entonces.

Encuentro un tuit con un artículo suyo publicado en un blog de Ferrovial, en febrero de 2016. Se titula "Yo tengo un sueño. ¡Tengo un sueño llamado BIM!" Leo el artículo y reconozco a Teo. Su humildad, pues asume que después de años en Inglaterra aún le que queda mucho para llegar a ser bilingüe.

Su vasta cultura, sin duda, influencia de su tío Paco Fadón, castellano, fundador de la cadena COPE en Valladolid y maestro de periodistas malagueños, de quien tuve la ocasión de aprender durante mis primeros pasos en esta profesión, allá en La Gaceta de Málaga. Precisamente, su hijo Manolo Fadón, otro periodista todoterreno, recuerda con nostalgia una visita de Teo a Málaga, coincidiendo con la primera comunión de su ahijado. "Se alojó en el hotel Larios, en una habitación que daba a la plaza de la Constitución. Ese fin de semana se celebraba la Noche en Blanco y actuaba Celtas Cortos en la plaza. La que liamos desde el balcón sin parar de gritar: 'Pucela, Pucela'. Así era Teo, supo vivir la vida hasta el final.

Sigo leyendo el artículo y me enorgullece la claridad con la que se expresa Teo en un tema tan farragoso para el común de los mortales, una cualidad que sólo alcanzan quienes dominan aquello de lo que hablan, fruto de la pasión por aprender y del sacrificio para llegar a ser de los mejores. Había oído hablar de BIM, pero sólo ahora he logrado entenderlo, leyendo a Teo.

Uno de los párrafos de su artículo dice así: "Tengo un sueño, que todos los niños y niñas del mundo sabrán, con total seguridad, que sus padres volverán a casa sanos y salvos, día tras día, porque hemos logrado mejorar la seguridad y prevención de accidentes en las obras mediante la simulación de las actividades más críticas en un entorno virtual para así eliminar los posibles riesgos".

Yo tengo otro sueño Teo: que llegue el día en que todos nos concienciemos en extremar las medidas de seguridad para que no tenga que morir nadie más antes de que llegue la vacuna que nos inmunice contra el virus que te ha alejado momentáneamente de nosotros. Porque, como decía San Agustín, aunque no te veamos, sigues entre nosotros; tan sólo te has ido a la habitación de al lado. Descansa en paz Teo y, si puedes, échanos una mano desde ahí arriba hasta que volvamos a vernos. Un abrazo.