Sofía Vergara, Shakira, Edgar Rentería, Efraím «el Caimán» Sánchez o Sugar Baby Rojas representan el cine, la música, el béisbol, el fútbol o el boxeo de la colombiana ciudad de Barranquilla. El baloncesto, huérfano hasta ahora, pone sus ojos en Jaime «Baby Duncan» Echenique. El colombiano es el líder de un Guipúzcoa que testará si lo ocurrido ante el Mornar Bar es un nuevo espejismo o es una realidad.

Jaime era muy malo, «malo, maaalo€ yo pagué por ir a mi primer torneo nacional» relata entre risas a «El Espectador». Pero unas vacaciones en El Piñor (Magdalena), el pueblo natal de su madre Lidis Salinas, lo cambió todo. Su ropa pareció encoger y en menos de 3 meses creció 10 centímetros. En ese momento el primera base del Once de Noviembre de béisbol, que compartía equipo con su primo Jorge, se convirtió en un jugador de baloncesto del Colegio Pestalozzi.

Los inicios no fueron fáciles. Sus padres trabajaban día y noche para darle a él y a su hermana Kelly, las oportunidades que ellos no habían tenido. Su padre Jaime trabajaba de conductor de autobuses. Su madre era cocinera del Crepes & Waffles. El tiempo libre le hizo unirse a una pandilla llamada LB, de la que un primo 3 años mayor era el líder. «No porque quisiera. Necesitaba protección para salir en mi vecindario». Eran los tiempos en que se reían de él por ser regordete.

El baloncesto y su decisión le sacaron de ahí y le pusieron rumbo a Medellín en busca de una oportunidad en el mundo de la canasta. En 2 meses encontró un club en Bogotá que le ayudó a dar el salto a los EEUU. Andrés Ibargüren y Yildon Mendoza, compañeros suyos en la selección del Magdalena, le hablaron a Guy Furr, entrenador del Trinity Valley College de Texas, de Jaime. 24 horas después el propio Furr recogía a Echenique en el aeropuerto de Dallas. La gran ciudad sorprendió tanto al pívot que nada más llegar dijo sentirse en medio de su videojuego favorito: «Grand Theft Auto: San Andreas».

Los inicios fueron duros. No hablaba inglés y llegó pesando sólo 98 kilos. En un mes y medio ganó 15 kilos, y era capaz de aguantar los entrenamientos. Mientras sus compañeros ponían las manos sobre las rodillas para recuperar el aliento, Jaime caía al suelo como si estuviera a punto de sufrir un infarto. Dos años exitosos le llevaron a la Wichita State del duro Gregg Marshall donde completaría su formación. Allí fue donde el ex NBA y entrenador de la Universidad, John Lucas, le bautizó como «Baby Duncan» por sus similitudes con Tim Duncan. Al terminar su ciclo universitario pudo aceptar la oferta que tuvo que rechazar con 15 años. Venir a jugar a España y liderar el proyecto del Guipúzcoa.

Sus padres siempre priorizaron sus estudios. Todo su esfuerzo era para que se convirtiera en el primer licenciado universitario de la familia. Con el título de Artes Liberales del Trinity College y la Licenciatura en Sociología y Psicología por Wichita State se cumplían los 2 objetivos.

La ACB es un paso en el camino porque su mente está puesta en el Draft del día 18. Jaime aspira a convertirse en el primer colombiano en jugar en la NBA. Su compatriota que más se acercó a ese sueño fue el ex jugador cajista, Álvaro Teherán, recientemente fallecido, que llegó a jugar 2 partidos de pretemporada con los Sixers y fue cortado la noche antes de comenzar la temporada. La pandemia le privó del escaparate de las fases finales de la NCAA y ahora aprovecha nuestra liga para presentar sus credenciales.

Debutó en España ante el Real Madrid y Tavares con 10 puntos y 4 rebotes y fue la clave de la única victoria que tiene el equipo de Marcelo Nicola con 21 puntos y 7 rebotes ante el Casademont Zaragoza. Ahora llega el momento de probar la fortaleza del juego interior del equipo de Luis Casimiro. Suerte€ y poneos la mascarilla.