Castilla-León ha pedido a la población de Burgos que se confine o que las reuniones sean como máximo de tres. Cuando las barbas de tres burgaleses veas afeitar, pon las tuyas a confinar. Algunos matrimonios ya pensarán que lo son. Tres. No hay tres sin cuatro y «tres eran tres las hijas de Elena», decía una canción de mi infancia. Vamos a una sociedad tan individualista que tres son multitud y cuatro un foco de pandemia. Darán subvenciones por familia numerosa cuando se tenga un hijo. Con tres se complica la cosa para compartir cuando estás en un restaurante. Tres caben en un sofá y en un taxi pero son pocos para un equipo de fútbol sala. Tres comunistas, una escisión asgurada. Tres son los Reyes Magos. Con tres nunca hay un empate y es tres a lo que la mayoría de la gente se refiere cuando dice «varios». El tercer mes es marzo, que ya anuncia primavera, alarga los días y resulta simpático. No como noviembre, que no se va ni contando hasta tres. Tres es el número ideal de cañas, dado que cuatro ya afecta a nuestro bolsillo, nadie toma solo una y con la segunda el mundo se ve de otra manera. Cuatro es la hora de irse.En Burgos ya hay una incidencia acumulada de 1.700 casos por 100.000 habitantes (la media en España está en 514). Para que luego digan que en esa zona de España escasea la población. Tres sería el número ideal de fuentes para contrastar una noticia.Los tres mosqueteros eran en realidad cuatro y a esta hora quizás en un aula plagada de infantes, sueños y churretes de Cola Cao, unos niños mocosetes recitan la tabla del tres equivocándose en el tres por siete y tres maestros jovenzuelos ansían la hora del recreo para tomar un café con tres terrones de azúcar en la sala de profesores, donde alguien bien pudiera exclamar: aún me quedan tres años para consolidar la plaza. Atraco a las tres, con López Vázquez. Triciclo. Tres peligros: virus, virus y virus. Se aconseja no salir. Y si acaso, a casa después del trabajo. De ocho a tres.