En este tiempo tan singular de Málaga donde el sol alumbra sobremanera y calienta un otoño tan anómalo como inaudito, entre una nubosidad emocional más que manifiesta, la buena nueva del intento de poder acrecentar el conocimiento de nuestra historia, circunscrita a la zona de los antiguos cines Astoria y Victoria, se percibe como una brisa con aromas de terral que mece las páginas de un preludio para el acontecer del futuro cautivador de este entorno de nuestra pasado y su incorporación al patrimonio de esta urbe milenaria, en la cual algunos de sus próceres tienen incautado el hábito de sepulturero: enterrar todo lo que se pueda entre un silencio, siempre, sigiloso.

El Consistorio, a través del concejal de Ordenación del Territorio, Raúl López, ha aportado la documentación requerida por la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía para iniciar la evaluación de la posibilidad de efectuar nuevos sondeos geoarqueológicos en este disputado rincón de nuestra alma histórica -el alma, la parte más cansada de nuestro cuerpo-memoria-. El edil firmó el lunes el estudio probatorio de esta actuación con la que se desea conocer -con mayor profundidad- si bajo la cota ya descubierta con las excavaciones confirmadas existen o no más niveles con vestigios; considerando que el informe tiene muchos visos para la posible intervención. Los arqueólogos de este trabajo tienen entre las finalidades planteadas «conocer la estratigrafía romana que existe al haber detectado restos de los siglos I y II de las tumbas que aparecieron». Estas prospecciones, las cuales alcanzarán un máximo de diez metros -hasta ahora tan sólo se ha llegado a los 5,5 metros- favorecerán una perspectiva más concreta de la difícil orografía y modelado de la ciudad antigua. Deseo que este avance no sea otra quimera ya que el pasado nunca muere, ni siquiera es pasado: somos todos.