Cuando habla el «entorno» de Juan Carlos I, quién habla: ¿un primo, un sobrino, un amigo, alguien que pasaba por allí? Admitimos con una naturalidad pasmosa que el «entorno» del rey emérito se manifieste sin preguntarnos por qué no se manifiesta él directamente. Preguntémonoslo: ¿Por qué? Quizá porque él no puede negar que haya disfrutado de unos cuantos millones de dinero negro por acá o por acullá. ¿Y por qué no podría negarlo? Para no pillarse los dedos, deducimos, tras darle muchas vueltas. No sabemos quién inventó el «entorno», pero era un tío listo, quizá una tía lista (disculpen la duplicación: déficits del genérico). El «entorno» arropa como las faldas de una mesa camilla. Hay gente que sale a la calle sin «entorno» y parece que va como desnuda (a veces va realmente desnuda: véase el cuento de Andersen).

Me pregunto a qué se dedica el «entorno» de Juan Carlos cuando no tiene que defenderlo de nada. No entorna todo el día, supongo. Otra cosa que me pregunto es cómo se presenta el «entorno» a un periódico cuando llama para negar esto o lo otro.

-Mire, soy el «entorno» de Juan Carlos I y le llamaba para decirle que él no tiene una cuenta en New Jersey.

- ¿Y por qué no llama él o un director de comunicación acreditado, con nombre y apellidos?

- ¿Y de qué íbamos a vivir entonces los entornos?

Los entornos, quizá, cobran. Tal vez estamos hablando de una profesión que no se estudia. Si yo fuera el decano de una facultad de comunicación, inauguraría, si no una cátedra de Entorno, un máster al menos, para dotarlo de un poco de dignidad.

Y sería un éxito, pues a partir de subsecretario, en la administración, todos tienen entorno. En el mundo de las finanzas, disponen de él a partir del sexto o del sétimo piso del inmueble de oficinas. Si no tienes «entorno», no eres nadie. En caso de poseerlo, yo lo utilizaría para atender a mi madre, que me llama todos los días (y eso que está muerta) para decirme, como cuando vivía, que lleve cuidado.

- ¿Cuidado con qué? -le pregunto.

-Cuidado en general -responde antes de colgar.