«7.50 am, estación de tren Antequera-Santa Ana. Próxima parada: Málaga-María Zambrano. En el tren, una señora rubia de unos 50 años, cara de empollona, traje de chaqueta con un llamativo, pero elegante broche en la solapa. En la mesa, un cementerio de papeles. Solo se ven números, pero se intuye que lo que hay detrás son papeles. Los ceros parecen calaveras, como para no llamarle cementerio. Los números tienen muy mala pinta. Todos llevan mascarilla. Eso sí, quirúrgicas desechables, las del IVA reducido (los números no son tontos). Suena el teléfono: « [NC: JR buenos días, ya estamos llegando]. Ministra, buenos días por decir algo. Me he leído el presupuesto y me voy a pedir un café bien cargado... [NC: ¡Anda! No seas exagerado. Pídeme a mí otro que estoy ahí en 10 minutos, un ´manchao´]. Ministra, aquí lo llamamos ´una nube´. [NC: Está bien, pero asegúrate de que la nube no venga con más chaparrones, que no veas la que me está cayendo]. ¿Por eso lo de mirar cada dos por tres para arriba? [NC: Sí, porque todos los días me cae algo]. Ministra, aquí puede estar tranquila. Deje el paraguas en el tren. Llega a la capital de la Costa del Sol. Por cierto, ¿algo para el café? ¿Le pido un pitufo catalana? [NC: ¡NOOOO! Catalana ¡NOOOO...!]».

Los Presupuestos Generales del Estado han pasado su correspondiente test PCR. Como era de esperar: ´otro asintomático´. No siente, no padece. Inmune a todo. Se la bufa lo que le digan: críticas por aquí, críticas por allá y, como el que no quiere la cosa, Von der Leyen ya ha dado su visto bueno. No hay nada como ser asintomático...

Tras las fuertes críticas recibidas, tachando los presupuestos de poco creíbles por parte de todos los organismos independientes (Banco de España, Funcas, AIReF, UE, etc.), esperábamos con cierta urgencia las manifestaciones de ella. Fundamentalmente en todo lo que respecta a la previsión de ingresos, base sobre lo que posteriormente descansa el gasto. Como era de esperar, la superministra de economía continúa confinada, sin recursos. Sus continuos guiños a la fortaleza que muestra nuestra economía en tiempos de recuperación son, sin lugar a ninguna duda, acertados. Ahí la ministra no falla. Pero el punch de hiper crecimiento que muestra la evolución del ingreso presupuestado es cuanto menos caricaturesco, ya que simula una senda sin rebrotes, ni grandes restricciones en la economía, en definitiva, una situación ´casi´ sin coronavirus. Y lo paradójico es que la presentación de estas cifras se ha realizado, para más inri, durante la segunda ola en medio de fuertes restricciones, lo que deja a la estimación en un auténtico brete. Nadia, tú no estás para esto. ¡NO! Así, no.

Pese a lo anterior, los citados organismos independientes tampoco pueden sacar la bandera del acierto en la estimación. La caótica previsión realizada para el tercer trimestre del año por la AIReF, Funcas o el propio Ministerio de Economía, entre otros, arrojaban datos dispares y con un amplio margen de error. En esas, la horquilla del crecimiento se estableció para el 3T entre el 10% por unos y el 15% por otros, amén de constantes cambios semana a semana. Finalmente, el INE marcó el techo agregado de crecimiento en el 16,7%, recuperando así casi un 60% de la actividad perdida en el primer semestre. Los errores en la estimación oscilaron entre los 10 mil millones aprox. Así que no sé lo que nos está pasando. Parece que desconocemos nuestro país, el efecto de sus factores multiplicadores y la verdadera interrelación entre ellos. ¡NO! Así, no.

Y si el crecimiento presupuestario arroja versos de irrealidad, la forma de conseguirlo no deja indiferente a nadie. Matraca de impuestos: tributos de todo tipo. Pagan los más ricos, las clases medias, los que menos tienen... todos pagan de forma directa o indirecta. Ataque al monedero de los ciudadanos (Monedero, incluido) para pagar, entre otras cosas, las subidas anunciadas de salarios públicos y los aumentos de otras muchas partidas superfluas sin retorno alguno. Quimérico. Además, sorprende escuchar a la superministra atacando al bueno de De Cos cuando opina sobre estas medidas de política fiscal. Lleva el gobernador opinando desde los inicios de esta tragedia, rueda de prensa tras rueda de prensa, y ahora que cuestiona las medidas adoptadas por el Gobierno, por cuanto son improductivas e ineficaces, zasca al gobernador del Banco de España y a su potente servicio de estudios (el de mayor cualificación técnica que existe en la Península Ibérica) con el argumentario de que la política fiscal no es su parcela. Como si la política fiscal no condicionara sobremanera la futura política monetaria. Sinceramente, este no es el estilo de la superministra (ni el del Sr. Escrivá). Error en la réplica: desafortunado. ¡NO! Así, no.

Justificar que la inapropiada subida de sueldos al servidor público (tanto al que sirve como al que no) trae causa de aumentar la demanda y el consumo, es tan absurdo como irracional, ya que no implica aumento alguno. Financiar la expansión del gasto público significa meter la mano en el bolsillo del ciudadano, por ejemplo, vía impuestos. Significa, en otras palabras, reducir el consumo de unos para aumentar el de otros. La superministra sabe que, por término medio, no va a incrementar nada. Nadia, ¿por qué te metes en este lío? Algo falla. ¡NO! Así, no.

No tengo más ganas de seguir. Se me están cerrando los ojos. Los míos, porque los de la ministra llevan un tiempo cerrados para nuestra desgracia. La persona más cabal de este atolondrado Ejecutivo debe abrir los ojos ya. Se nos agota el tiempo.

Y, por último, necesitamos un acuerdo que cierre este presupuesto entre las fuerzas que representan a la mayoría de los españoles, pero, dado que nuestros políticos hacen justo lo contrario de lo que les pedimos, se me ocurre un singular modo de decirles que alcancen un consenso. «Señores políticos, les rogamos que destrocen nuestra economía. Os pedimos encarecidamente que ¡NO! alcancéis, bajo ningún concepto, un acuerdo que salvaguarde nuestra prosperidad económica. Por favor, continúen peleándose por el bien de nuestra economía». A ver si ahora tenemos más suerte. A mí ya no se me ocurre otra forma de pedirlo.

«Ministra, termine por favor el café que están los alumnos esperando. [NC: Sí, voy...]. ¡Taxi! - Buenos días, ¿nos lleva a la Facultad de Económicas, al Ejido? [Taxista: Sí, pero... ¿les importaría pagarme en cash?]. Ufff, tierra trágame...». + Responsabilidad = + Economía.