El próximo 9 de diciembre tendrán entrada en el Senado los Presupuestos Generales del Estado. Es ya la recta final para poner fin a una situación tan anómala como perjudicial: un país no puede avanzar sin presupuestos, ya que estos son la norma en la que se proyecta y diseña cual ha de ser el futuro inmediato y también mediato del país, y que permite dotarnos de las herramientas para trabajar en y por ello.

Pero empecemos por lo obvio: difícilmente vamos a vivir otro momento como el actual en el que hubiese estado justificado (y casi obligado) que todas las fuerzas del arco parlamentario nos hubiésemos puesto de acuerdo para aprobar unos PGE.

Los 9 meses de pandemia que llevamos provocada por la Covid, nos han colocado en una situación de crisis sanitaria y económica sin precedentes, frente a la que el Estado ha de responder no sólo con medidas de apoyo a los más vulnerables, sino con un verdadero plan de reconstrucción económica y social y un proyecto de transformación de España.

Los PGE son, que duda cabe, la herramienta, la palanca que ha de activar esa recuperación. Y en este momento son más necesarios que nunca pues de ellos depende también, en gran medida, que lleguen los anunciados Fondos Europeos para la Reconstrucción.

Conscientes de ello, una gran mayoría del parlamento (188 diputados de 11 formaciones distintas), ha apoyado la aprobación de los PGE. Unos Presupuestos expansivos, que recogen el mayor gasto social de la historia, que refuerzan los pilares básicos del Estado del Bienestar y que son expresión de un compromiso transversal con la agenda 2030 y con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

La pregunta es: ¿por qué no ha sido posible un acuerdo más amplio a los PGE que parecería lo razonable en esta situación? O dicho de otra forma ¿por qué la derecha en sus distintas formas (la extrema -Vox-, la descentrada -PP- y la que va y viene en busca de su identidad -Cs-) no han apoyado unos ´presupuestos de país´?

Podríamos contestar a esa pregunta que NO, que a diferencia de lo ocurrido por ejemplo con el PNV, con Teruel Existe, con el PRC o con ERC, el apoyo de Bildu a los presupuestos no es fruto de ningún pacto previo con el Gobierno de coalición.

También que tan independentista debe ser ERC que ha apoyado los presupuestos, como la CUP que ha votado junto al PP y Vox contra ellos.

O también contestar que NO, que el Castellano no está en peligro en los colegios; que hasta el año 2013 ninguna Ley Educativa incluía el concepto de ´lengua vehicular´ y que las enseñanzas en castellano están garantizadas por el art. 3.1 de la Constitución a cuya observancia emplaza la LOMLOE.

Pero profundizar en estas respuestas es entrar en el marco de discusión que las derechas quieren. La respuesta a por qué no apoyan unos Presupuestos de País es mucho más sencilla y está en lo que hemos denominado ´el pecado original´.

Y es que para las derechas el Gobierno de Pedro Sánchez es un «gobierno ilegítimo» porque nace de una moción de censura que jamás debió prosperar. Da igual que aquella moción de censura estuviese fundada en razones más que justificadas; da igual que a lo largo de 2019 se celebrasen hasta 5 elecciones en las que el PSOE fue el partido más votado en todas ellas. Para las derechas, el Gobierno que preside Pedro Sánchez nace de aquel ´pecado original´ que se convierte en ´anatema´, con la investidura y la conformación del Gobierno de Coalición.

Por ello, desde el primer momento no se ha dado tregua alguna a este gobierno. A diferencia de lo ocurrido en los países de nuestro entorno, las derechas españolas en la oposición (aunque ciertamente con el cambio de actitud de Cs), han utilizado la crisis de la Covid para un ataque frontal y constante al Gobierno, oponiéndose a todo cuanto se proponían y llegando al paroxismo de votar en contra de medidas que previamente habían sido demandadas por ellos.

Con los presupuestos no iba a ser distinto. Las derechas han visto en la crisis de la Covid y en la tramitación de los presupuestos, una oportunidad de «derrocar» (en palabras de Ayuso) el Gobierno de coalición.

No hay otra respuesta a la pregunta que formulábamos: las derechas no han apoyado el presupuesto, no porque les parezca mal el plan de recuperación para España que el mismo supone, sino porque vieron en el rechazo al presupuesto una oportunidad, otra más, de hacer caer un gobierno que consideran ´ilegítimo´.

Una vez más, han fracasado. Habrá presupuestos. Este país, España, con el esfuerzo de todos, va a ponerse de nuevo en marcha. La desolación económica que nos ha dejado y aun nos está dejando la pandemia, vamos a superarla con el trabajo colectivo y solidario de todos los españoles. Tenemos un plan para la reconstrucción y la voluntad de la mayoría de los españoles de participar y ayudar en ella.

Por supuesto no espero nada en este sentido de Vox, pero sí del PP. Que más pronto que tarde asuma la realidad electoral en la que vivimos y comprenda la diversidad parlamentaria surgida de ella y vuelva a la senda del verdadero consenso constitucional. El PP un día fue un ´partido de estado´; no perdamos la esperanza de que pueda volver a serlo.