Atravesado por la frontera entre las regiones histórico-naturales de Bohemia y Moravia se encuentra la pequeña población checa de Jihlava (antaño perteneciente al imperio Austrohúngaro), quien vio nacer el 10 de febrero de 1903 a Matthias Sindelar, un joven extremadamente delgado y paliducho al que simplemente verle caminar, hacía prever que de un momento a otro se iba a quebrar por el aspecto fragilucho que ostentaba. Pero lejos de la realidad, el pequeño Matthias estaba dotado de una fuerza sobrenatural a pesar de esa apariencia. Pese a que distintas fuentes le señalaba de origen judío, provenía de una familia católica que en 1906 se trasladaría a Viena en busca de un mejor porvenir.

Instalados en el popular barrio obrero de Favoriten, pasaba largas horas jugando al futbol en un descampado anexo a la fundición donde trabajaba su padre, a la espera de la salida de su progenitor para regresar a casa de su mano. Fue allí donde se ganaría el apodo de «Hombre de Papel» por su extraordinaria habilidad para pasar entre los defensores rivales. Verle jugar era como ver danzar a una pareja de bailarines de las más altas escuelas vienesas de por entonces.

Con apenas 15 años ficharía por el Herta de Viena, pero su enorme progresión gracias a las tremendas dotes que la naturaleza le había regalado para dominar la posesión del balón, pronto le valieron para fichar por el mejor equipo del país, el Austria de Viena, que guiados por aquel jovenzuelo de aspecto pírrico y enfermizo, les llevaría a la conquista de tres Copas de Austria a las primeras de cambio. Sencillamente, era un Genio.

El nombre de Matthias Sindelar se correría de voz en voz por todos los rincones vieneses, adquiriendo una enorme popularidad gracias a sus dotes de malabarista con el balón en los pies que le hicieron debutar en 1926 con la selección nacional austriaca. Una recompensa que llegaría después de los duros momentos que pasó junto a su familia tras la muerte de su padre, donde se produjo un momento de inflexión en su vida que le llevaría a dudar si continuar con su carrera de futbolista o dedicarse plenamente a su madre y hermana como cabeza de familia. El azar quiso que su debut fuese ante el país que le vio nacer, Checoslovaquia, más aún y recibiendo la fuerza de su padre desde el más allá, convertir el gol del triunfo por 2-1. Aquel momento fue uno de los días más felices de su vida.

Convertido en todo un ídolo en Austria y de la mano de Hugo Meisl como entrenador, lideraría aquella extraordinaria selección nacional austriaca denominada "wunderteam" que tuvo una racha invicta de 14 partidos entre abril de 1931 y diciembre de 1932, destacando las dos goleadas a Suiza por 7-1 y 1-8 con actuación estelar de Sindelar. Pero su mayor reválida llegaría ante la Alemania nazi de Hitler, venciéndoles por 5-0 en Viena con un "hat-trick" de Sindelar y un aplastante 0-6 en la casa del Fürer para gran sonrojo del nazismo.

Durante su época dorada en el Austria Viena fue pretendido por el Manchester United y fue uno de los primeros futbolistas del mundo en aparecer en anuncios publicitarios. Participó en el Mundial de Italia 1934 donde Austria caería eliminada en semifinales por decreto de Musolini que se había asegurado la "parcialidad" de todos los árbitros de la competición antes del comienzo del campeonato (igual le ocurrió a la selección española). En total, Sindelar jugó 44 veces por su país, anotando 27 goles.

Anschluss, el "Partido Final"

Hitler, muy propenso a darse auto homenajes a gran escala, para celebrar la unificación de Austria al Tercer Reich, el 3 de abril de 1938 organizó en el Estadio Prater de Viena un partido de "hermanamiento". Minutos antes del comienzo del encuentro uno de sus allegados entraba en el vestuario local para llevar un mensaje. El Fürer había dado orden de que la victoria al final de los noventa minutos tenía que ser alemana. En esos momentos a Sindelar (poco partidario de la anexión de Austria a Alemania y de los métodos utilizados por Hitler para gobernar), le hirvió la sangre por dentro; primero Musolini y ahora Hitler y... con una extraordinaria actuación de Sindelar en el partido más importante de su vida, Austria literalmente "bailó" a la Alemania Nazi, venciendo por 2-0, con goles del propio Mattias y de Karl Sesta. Cuenta la leyenda que tras el segundo gol logrado por Sesta después de una jugada de dibujos animados llevada a cabo por Sindelar, este realizó una especie de danza desafiante frente al palco de Hitler, en clara manifestación de repudio al nacionalsocialismo hitleriano.

Tras aquel partido disputó 17 partidos oficiales, 6 correspondientes a la temporada 1937/38 y 11 a la 1938/39, pero ya su vida nunca llegaría a ser la misma, hasta que el 23 de enero de 1939 fallecería en condiciones extrañas mientras dormía en su casa junto a su novia Camilla Castagnola. El escueto comunicado de la autopsia vino a decir "Muerte por inhalación de monóxido de carbono". Muchos fueron los interrogantes que se abrieron tras su fallecimiento. ¿Fue realmente un accidente doméstico por el defectuoso funcionamiento de una estufa o todo estaba preparado por parte de los nazis para eliminar a un posible opositor del régimen? Esto nunca lo vamos a saber, pero su sensacional historia nos indica que el "Mozart del fútbol" como así le llamaban también sus paisanos fue el primer jugador mediático de la historia del fútbol.

Al funeral de Sindelar acudieron más de 15.000 personas, que recorrieron las calles vienesas llegando casi a desafiar al propio régimen del terror en la que habían convertido la idílica Viena de antaño. Le otorgaron una tumba de honor, al ser reconocido como una de las personalidades más importantes e influyentes de la ciudad. El "Hombre de Papel" se acababa de convertir en Leyenda.