Muchos períodos de felicidad son la representación que aparece junto a la tendencia que impone el calendario. Hay palabras abstractas, palabras que se ordenan con el espíritu y no se reconocen en la pluralidad. Nuestra sociedad es la complacencia que sigue la tradición y de forma inmediata pasa del miedo a la alegría. Sí, somos la íntima contradicción que no comprende nada y se pierde entre la incoherencia de lo cotidiano. Vivimos a merced de una línea recta trazada con los rasgos de la estupidez; llevamos una vida usando el estímulo prestado de la tradición y pensamos que las formas nuevas no son aceptables. La felicidad tiene un aspecto particular y libre, por lo tanto, dejemos que cada persona sea feliz «a su manera» y no miremos con estupor a los que en Navidad no necesitan formar parte de la farsa. El capitalismo tiene muchas conveniencias ocultas, por lo tanto, no es de extrañar que la 'felicidad' se venda de la manera que se vende. Las personas que se amparan en lo que poseen no saben que las cosas solo son una escena mental que insiste en la seguridad. Pero, desgraciadamente, lo recogido durante la vida no significa nada. Muchos de los que pierden «sus cosas» entran en discrepancia con el yo e incluso se quitan la vida. La felicidad (opinión subjetiva) no necesita de nadie, ni de nada. La felicidad no está en ningún lugar, creo, que es algo que se cultiva con la aceptación de uno mismo y no rehusa la amistad del silencio. Los hombres más endebles suelen ser los menos felices. Habituarse a lo confortable y no perpetuar la compañía del sufrimiento es trasladar a un rincón la mejor enseñanza de la vida. Me satura sentirme obligada a ser feliz. Sinceramente, tanto desorden mental no me suscita nada. Los arbolitos de Navidad son la felicidad que en enero se destruirá con furia. Quiero tenderme junto a una vieja estera y poblar de austeridad mis días. Sí, la fortaleza es el principal rasgo de la felicidad. La carencia se alimenta de las amargas delicias de la vida. Junto a la esencia solitaria se compone la felicidad; sin énfasis, sin engaños, sin hipocresía, sin frivolidades. Conocerse a uno mismo es impedir que otros seres humanos nos manipulen y nos conviertan en el capricho de su 'felicidad'.